sábado, 30 de enero de 2010

Un viaje a París - Capítulo 23.

~ Un viaje a París - Capítulo 23.

Entre besos y caricias, Mikel y Sara se dejaron llevar hasta la habitación de él.
De un portazo abrieron la puerta. Ni si quiera miraban por donde iban. Mikel, cogió en brazos a Sara. La llevo hasta la cama y la tumbo salvajemente. Llevaba el carmín del pintalabios, corrido por ambos lados de la boca al igual que él. Su camisa estaba algo desabrochada, ya que Sara mientras subían se dedico a ir desabrochando cada uno de los botones. Tan solo quedaban cuatro que Mikel termino de desabrocharlos. Tiró la camisa al suelo, y luego los zapatos. Se subió a la cama como un león en busca de su presa. Estaba serio pero su mirada era pícara y divertida. Fue subiendo hasta llegar a la zona base de Sara, sus labios. Los rozo primero, con suavidad. Luego los beso con ansias, y deseoso. Ella, llevo sus manos hacia el cuello de este. De vez en cuando le tiraba del pelo y hacía presión en su espalda. Mikel suspiró ante aquello. Comenzaba a hacer calor, bastante. Las manos de Mikel se deslizaron hasta la camisa de la chica. Desabrocho también los pocos botones que le quedaban, y se deshizo de la camisa tirándola al lado de la suya. Sus labios se separaron de los de ella. Ahora tenían otra cosa mejor que hacer. Se inclinó hacia el vientre de la chica. Poso su frente y después sus labios. Su legua era la que entraba ahora en acción, subiendo por todo su vientre hasta llegar a la altura de sus pechos. Cubiertos aun por el sujetador. Sara, suspiraba por cada relamida que Mikel daba a su paso hasta llegar a la altura de ella. Era imposible controlar aquella situación. Los dedos de Mikel se adentraron por la espalda de la chica, buscando el principio del broche del sujetador. Le costo al principió un poco, pero luego no hubo problema. Se deshizo de el en un momento, dejando al aire libre aquellos pechos que tanto había extrañado. Sonrió al recordar alguna que otra escena pasada con ella años atrás.

- Siguen estando perfectos – susurró Mikel. Bajo hasta ellos y con su lengua los surco, los mordió con delicadeza. Sara gimió ante aquello. Se agarro con fuerza de las sabanas intentando mantener la calma y la situación.
- De siempre te ha gustado hacerme sufrir Mikel. Sería mentir si me extrañara –
- Cierto. Eres muy apetitosa. No sabes las ganas que tengo de llegar a tu zona, mi zona. – dejo sus pechos a un lado, luego seguiría un poco más. Ahora, le interesaba bajar hasta la zona de su vientre. Sara, llevaba una falda corta. Que para Mikel no supuso un problema, se deshizo de ella tan pronto al igual que sus pantalones. Ahora, tan solo una prenda interior los cubría a ambos.
- No te entretengas más. Acaba lo que has empezado. – gimió. Mikel sonrió y asintió haciendo caso a su insistencia de seguir con aquello.
- No sabes la de veces que he soñado con volver a tenerte así, entre mis brazos gimiendo y sufriendo de placer. Tus pechos, todo …. – la volvió a besar.

En un visto y no visto ambos se quedaron sin nada cubriendo su cuerpos. Desnudos se hacía uno encima del otro. Sus piernas entrelazadas y el calor de su cuerpos. Mikel, prefirió seguir haciendo sufrir a su compañera. Sus besos seguían besando los suyos. Una de sus manos acarició su cuerpo bajando hasta su vagina. Donde se paró y se entretuvo con ella. Sus dedos eran ahora cómplices. Sara gimió tras sentir como sus dedos se introducían dentro de su vagina y comenzaban a desesperarla. Deseaba tanto o más que Mikel que la hiciera suya y acabara con todo aquello. Había sido demasiado débil y ahora no se podía echar para atrás. Mikel gozo durante unos instantes de cómo Sara se retorcía de placer entre sus brazos. Después, la cogió en brazos. Él se sentó sobre la cama, poniendo sobre él a Sara. Sentada. Sus piernas se entrelazaron en las caderas del chico, al igual que sus brazos en su cuello. Mikel sonrío y beso a la chica. Luego su miembro hizo a honor a lo que venía ahora, el momento de único placer extremo entre ellos. Se deslizo entre sus piernas, adentrándose con mucha fuerza para después ir con delicadeza y despacio. Los jadeos y gemidos eran lo único que se llegaban a escuchar entre aquella cuatro paredes de la habitación del chico. Pero para Mikel aquello le parecía poco. Cogió de nuevo en brazos a Sara y la estampo contra la pared, no de una forma muy severa. Siempre le daba tu toque de fuerza pero a la vez delicadeza. La volteo quedándose de espaldas hacia él. Se apoyo sobre ella mientras se entretenía ahora con su cuello. Sara, se encontraba arrinconada y sus uñas se quedaban clavadas en la pared. Mikel la cogió de la cintura subiéndola más hacia arriba. Uniéndola a la suya. De nuevo, su miembro hico acto ante aquello. Se unió de nuevo en ella, volviendo a formar aquella banda sonora de gemidos, jadeos y suspiros.

[….]

Para ambos aquel reencuentro había sido una maravilla. A pesar de los tantos reproches que Sara se haría después. Los dos, se encontraba ahora tumbados en la cama. Sara, dormía sobre el pecho de Mikel. Este con los brazos detrás de su cabeza sosteniéndola, pensaba. Había sido una gozada. Algo que con Desi había estado muy lejano. Justo en ese momento su tfn comenzó a sonar, era ella. Desi.

- Mi amor, ¿Qué tal? – susurró Mikel muy bajito. Lo normal para que Sara no le llegará a escuchar.
- ¿Qué ocurre, porque hablas de esa manera tan baja? –
- Estaba dormido y me acabo de despertar, ¿quieres algo? –
- Bueno …. Quería saber como estabas y saber si podemos vernos más tarde. Necesito hablar contigo de una cosa un tanto importante – se escucho muy preocupada.
- Si si, dentro de media hora me tienes allí –

Mikel, se tensó al escuchar a Desi tan preocupada. ¿Qué había pasado ahora?. Sara, comenzó a despertarse entre el pecho de Mikel. Este le dedicó una sonrisa. Sara, al ver donde estaba y en que estado, se incorporó de la cama, cogiendo su ropa y comenzándose a vestir.

- Ey, ¿Qué ocurre? –
- Esto no tenía que haber pasado Mikel. No, joder, ¿Qué pasa si se entera de esto Jacob?, no tenía que haberme dejado llevar por esto. –
- No te preocupes tanto cariño. Si ambos no queremos Jacob no se tiene porque enterar – se levantó de la cama. Se acerco a ella y la pego a su cuerpo. – No sabes cuanto ansiaba volver a recordar estos momentos. Ha sido alucinante el volver a disfrutar de tus besos, de tus caricias y de ti al completo. Sigues siendo aquella chica única y fantástica que llegue a recordar. –
- Tu también has estado fantástico. Nunca pensé que llegaría a echar tanto de menos tus caricias y tus besos, pero …. – se separó de él. – Esto quedará entre nosotros y te olvidarás de mí. Ahora estoy comprometida y pronto me casaré. –
- No creo que pueda olvidarme de ti después de esto. – la beso con ansias. Sara le siguió pero luego se separó, se termino de vestir y salió de allí a toda prisa. Mikel se sentó sobre la cama y sonrío victorioso.

….

Edward y Laura aun se encontraban en el comedor del restaurante.

[ Desde los pensamientos de Edward ]

Mi cuerpo aun seguía temblando a causa de los nervios.
Contemplar a Desi con sus pechos desnudos frente a mí, no había sido tarea fácil.
Tuve que controlar mis hormonas, mis deseos de tirarme sobre ella. Besarla. Acariciar cada rincón de su escultura y hacerle estremecer entre mis brazos una y otra vez. Hasta quedar totalmente agotados, sin fuerzas donde seguir con aquel deseo de ambos.
Tenía que contenerme. Por mi, por ella …. Ahora era la pareja de Mikel. Y Laura, era la mía.

- Te noto muy pensativo hoy – me distrajo aquella voz dulce y tierna de mi chica. - ¿En que estas pensando? – su mano agarro la mía.
- En nada importante. ¿Te has quedado con apetito? –
- Uf, ya creo que no. Todo ha estado delicioso. – poso una de sus manos sobre su vientre, como si estuviera del todo llena y así complacerme.
- Me alegra saberlo – le bese el dorso de la mano. – Voy a pagarla cuenta –
- Vale, yo mientras voy un momento al baño. ¿Nos vemos en el hall del hotel? – asentí. Luego me dirigí a pagar la cuenta.

Antes de salir del restaurante, un muchacho me llamo por mi nombre. Era Alejandro, un buen chico de servicio que trabajaba en el hotel.

- Dime Alejandro, te noto sofocado –
- Es que llevo un poco de prisa, tenga – me alargo un sobre – es para usted.
- Oh, gracias – le di a cambio una propina por su esfuerzo en buscarme y entregarme aquel misterioso sobre. No tenia remitente ni una nota por encima. –
- Gracias, si me disculpa – asentí.

- ¿Quién me mandaba aquella carta?.
Decidí abrirla aun dentro del restaurante.

‘’ Es importante que nos veamos y hablemos.
No podemos seguir así.
Te espero esta noche en la terraza del hotel a la diez.
Besos. Desi’’

Vaya, me lleve una gran sorpresa al ver que Desi era la que había escrito aquello.
Quería verme y hablar. Cosa que me ponía un tanto nerviosa.
El echo de estar ya a solas con ella en mitad de la noche era un tanto incomodo.
Siempre que ha querido hablar conmigo de una manera un tanto apacible, he acabado seduciéndola. Espero que esta vez pueda controlarme y saber estar con ella si poder seducirla con tan solo el susurrar de mis labios.

- Oh, pero si sigues aquí – era Laura. Rápidamente me metí la nota en el bolsillo trasero del pantalón. Por ahora no quería preocuparla. A la noche me encontraría con Desi y hablaría con ella.
- Disculpadme, me entretuve charlando con uno de los camareros. –
- Disculpado – sonrío.
- ¿Qué tal si salimos a dar una vuelta?. Aun es temprano. –
- Vale –

Necesitaba sentir el aire fresco sobre mis mejillas. Estaba algo acalorado y como no preocupado.

[ …. ]

Mi reloj marcaba apenas las diez. Quedaba unos 4 minutos.
Había dejado a Laura en la habitación, duchándose. Le había dejado una pequeña nota para que no se alarmara al no verme allí junto a ella. No creo que tardará mucho en mi conversación con Desi. Apenas serían unos cuantos minutos.

Al llegar a la terraza, ella ya se encontraba allí. Estaba echada sobre la barandilla. Estaba realmente preciosa. ‘’Oh Edward, contrólate’’. Tuvo que escucharme llegar, mis pasos sobre el suelo. Se giró y me dedico una débil sonrisa. Yo hice lo mismo.

- Me alegro de que hallas venido –
- Sí, bueno. No tengo mucho tiempo. Laura …. Me esta esperando. ¿Qué querías decirme? –
- Oh – exclamo. – Claro, tu chica …. Entiendo. Seré breve, no te quiero quitar mucho tiempo. – sonrío de nuevo muy débil. ¿Dónde estaba aquella sonrisa coqueta y triunfadora?. – Edward – se aproximó a mi. Llegue a temblar por un instante al sentirla tan cerca. Su olor, su temblor …. - ¿Qué he hecho mal?. No se, alguna explicación habla para que pueda entenderlo –
- No te sigo Desi. –
- Tu actitud conmigo …. – se aproximo a mí de nuevo. Sus pasos eran muy cortos. Pero apenas ya se notaba la distancia entre nosotros. Me gustaría que se quedará donde estaba. – no es la misma. Me miras con mala cara. Sueltas comentarios fuera de lugar hacia mí. Ni me dedicas una sonrisa, y si lo haces …. Es con mucha desgana. ¿Qué he hecho mal para que tu estés así conmigo? –
- Como si no lo supieras –
- No, no lo se. Por eso te cite aquí. Necesitaba saber …. Una explicación. Algo. – dio otro paso hacia mí. Oh, que no se acercará más. Bastante tuve con tenerla frente a mí medio desnuda.
- Mikel me lo contó todo. No hace faltas que disimules – decidí moverme y apoyarme sobre la barandilla. Mira hacia otro punto donde no fuera solamente ella. Controlarme e intentar llevar la situación.
- ¿Mikel? – susurró. - ¿Qué te contó?. –
- La pulsera, tu pulsera. Lo se todo Desi. – hice un gran esfuerzo y me giré de nuevo hacia ella – Puedes estar tranquila, no me meteré entre vuestra relación. – sonreí. Una sonría un tanto forzada.
- ¿Relación? Espera, no creo que …. –
- Tranquila. Mikel me lo explico todo. Disfruta de él y se feliz. Yo haré lo mismo con Laura. Ella me ama y yo ….
- Y tu no la ama…. – le interrumpí antes de que acabara la frase completa.
- Yo estoy aprendiendo a quererla. –
- Oh – otro exclamo de sorpresa. – Si es así, disfruta. Ya veo tu insistencia por conseguirme se desvaneció – se giró, dándome la espalda.
- No consigas volverme loco – la agarre del brazo – Sabes de sobra las ansias que tengo de besarte, acariciarte y sentirte junto a mí. Pero …. Tu lo elegiste. Preferiste mil veces a Mikel antes que a mí. No puedo competir Desi. No soy así. –
- Yo no, Mikel … -
- Dejemos las cosas tal y como están. Créeme, será mucho más fácil si te controlas e intentas aclarar tus ideas. – le acaricié la mejilla. Mi bello se puso de punta al igual que el de ella. Nuestros roces eran deseados.
- ¿Y tu la tienes claras? –
- Bueno, se puede decir de una manera que si. Pero …. – me acerque a ella. Mi mano derecha se adentro entre su pelo, posándose en la nuca. – aun, no se si puedo llegar a controlarme cuando te tengo cerca. Eres, demasiado para mí. –
- A mi me pasa lo mismo …. Creo. Cuando te tengo cerca me siento confusa, pero – le volví a interrumpir. –
- Shhhhhhs …. No digas nada. El echo de estar aquí contigo ya es suficiente el control de contenerme. No sabes las ganas que tengo de salir de aquí, corriendo. – le miré. Ella tembló.
- Edward …. –
- Si lo que te preocupa era el perderme como amigo …. – hice una pequeña pausa. – Tranquila, siempre que me necesites aquí estaré. Solo que, intenta no seducirme cada vez que nos encontremos. Créeme, será mucho más fácil. Además, a Mikel no creo que le haga mucha gracia – río.
- ¿Otra vez?. Mikel no –
- Pero – con mi otra mano, la que me quedaba libre. Pose uno de mis dedos sobre sus labios. – Antes, déjame hacer una cosa. Necesito saciar mis ansias. – me acerque muy lentamente hasta ella. Sus labios y los míos quedaron a tan solos unos pocos centímetros. Rozándose primero, para después unirlos y sentirlos como míos. Desi, se sorprendió. Lo sentí, pero luego se dejo llevar con más ansias que yo. Sus manos se fueron hacia mi pelo. Lo agarro con fuerza tirando de él. Mi cuerpo se estremeció. Tuve que volver a controlar mis hormonas, separarme de ella.
- Será mejor que me valla –
- Sí – susurro.
- Laura deberá estar preguntándose en donde estoy. No quiero preocuparla –
- Sí, claro – se separó de mi. Con sus manos llego a frotarse los brazos. Hacía bastante fresco.
- Nos vemos mañana – me dirigí hacia la puerta.
- Vale –

[….]

Laura, se encontraba en la habitación aun liada en una toalla. Su pelo estaba húmedo y gotas de agua recorrían su cuerpo. Esto era lo que me faltaba por ver. No necesitaba tener más calentón. Quería estar relajado sin ninguna chica donde pudiera revolucionar mis hormonas.

- ¿Dónde te habías metido?. Acabo de leer tu nota – le di un beso sobre sus labios húmedos.
- Salí a dar una vuelta. Estaba algo agobiado y acalorado – me adentré en la habitación. Deje mi chaqueta sobre la silla y me giré, alarmado. - ¿Qué haces? – Laura, había dejado caer su toalla sobre la moqueta del suelo. Se hacía ahora completamente desnuda frente a mí.
- No se, tengo calor. ¿Tu no?, uf …. Hace bastante – meneo sus caderas acercándose hasta la coqueta. Cogió un peine y cepillo su pelo. Las gotas aun seguían surcando su silueta.
- Vas a pillar un resfriado como sigas estando así – cogí la toalla del suelo y la tape. Estaba nervioso y tuvo que notármelo.
- Soy yo o te encuentro esta noche un tanto ¿nervioso? – dejo de nuevo caer la toalla al suelo. Se acerco a mi y me beso. Ambos nos sonreímos y de nuevo volví a temblar.

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