domingo, 27 de diciembre de 2009

Un viaje a París - Capítulo 13.

~ Un viaje a París - Capítulo 13.

Al salir del hotel, Mikel ya me estaba esperando con su gran deportivo negro aparcado a un lado de la acera. Él, estaba apoyado sobre la puerta. Llevaba puestas unas gafas de sol oscuras, le daba un toque atrevido y bastante sexy. Al verme, me dedico una de sus esplendorosas sonrisas.

- ¿Llevas esperando mucho tiempo? – nos dimos dos besos, cerca de nuestros labios.
- Acabo de llegar ahora – hizo una pequeña pausa – Dime, ¿A dónde quieres ir? – me daba igual el lugar o el sitio. Solo quería despejarme y airearme un poco. La sesión de fotos me había dejado un tanto agobiada.
- Donde sea, con tal de salir y hacer algo que no sea otra sesión de fotos a lo porno – me apoye sobre su coche. Mikel comenzó a carcajear. Le había echo gracia mi comentario sobre la sesión de fotos y su toque pornográfico. Apenas terminar de reírse, comenzó a pensar en el lugar donde pondríamos ir.
- Te parece si …. compramos algo de comer y ¿nos vamos a mi casa? – propuso. La idea no estaba del todo mal. Su casa era increíble, aparte de muy acogedora. ¿Por qué no?.
- Me parece perfecto, ¿vamos? – le sonreí.

Tras comprar algo de comer en un restaurante Mexicano, nos dirigimos hacia su casa.
Decidimos comer en el porche del jardín. Hoy se estaba muy a gusto, la temperatura era bastante agradable.
Mikel, terminaba de poner la mesa mientras que yo ultimaba algún que otro detalle de la comida.
Fue una comida excelente.
Recogimos todos, después nos sentamos en el grandísimo sofá del salón.
Hacía ya como una que llevábamos hablando. Mikel, me estaba enseñando algunos de sus álbum fotográficos como modelo. Había uno que aún no me lo había enseñado. ¿Qué fotos tendría aquel álbum?.

- ¿Y ese? – le pregunté. Mikel alzo la cabeza, tampoco le mostró mucho interés que digamos. - ¿Puedo verlo? – hice el intento de ir a cogerlo.
- ¡No! – me paró, tirándome con brusquedad hacia él. – Es algo privado y nada comparado con estas fotos. Siento haberte tirado de esa manera tan brusca – se disculpó. Estaba algo nervioso, ¿Por qué sería aquello?.
- Tranquilo – tampoco quería molestarle con aquel álbum que tanto quería esconder.
- Ven Desi – me sentó sobre sus piernas. Su mirada era pícara. - ¿Te pondrías esto solo y exclusivamente para mí? Y …. – me susurró lo siguiente, muy cerca de mí. Me estremecí ante sus palabras, tras sentir su tacto subiendo por mi pierna.
- ¿y para que quieres que me ponga este conjunto? – era muy sexy y lo suficientemente atrevido para poner a un chico a 100. ¿Por qué quería que me pusiera aquello?.
- No hagas preguntas ahora, después te lo explico. – me cogió en brazos. Subimos hasta su habitación. Esta, era bastante grande y muy luminosa. Tenía una muy buena cama, bastante blandita a mi gusto. Se notaba que Mikel le encantaba el diseño y todo lo respectivo a la moda. Con delicadeza, me tumbo sobre su cama. Él se encontraba frente mío.
- ¿De verdad quieres que me ponga esto? – asintió. Estaba serio, pocas veces le había visto así. Solo cuando trabajaba o hacia una sesión de fotos. – Esta bien, pero antes dime una cosa …. ¿esto no será otra sesión pornográfica de las tuyas no? – volvió a reír ante mi comentario.
- Te aseguro que no, solamente póntelo y después te explico todo lo que quieras – me levantó de la cama. Sus manos se quedaron agarrando mi cintura.
- ¿No es un poco trasparente? – la verdad es que cuando me lo pusiera se me vería casi todo, ¿ a donde quería llegar con todo esto?.
- Bueno si, algo …. Pero no te preocupes. – sonrió divertido. ¿Me tenía que fiar de esa sonrisa resultona y divertida?. Yo creo que no. – Anda ve, no me hagas esperar más – me empujó hacia el baño. Si que tenía ansias de verme con aquello puesto.


….


[Desde Los Pensamientos De Edward]


Me había pasado siete pueblos y medio con Desi. ¿Pero en que estabas pensando?. Oh Edward, la has cagado y bien. Aun puedo sentir el temblor de su cuerpo pegado al mío. Sus ojos extrañados por mi sin sentido comportamiento. Sí, estaba celoso. Celoso por ver como él se la lleva hacia su terreno. Si supiera como es en realidad Mikel. Lo despreciaría. Si no hubiera sido por esta patada en mis …. Menudo dolor. Seguro que la hubiera echo mía allí mismo y sin ninguna atadura.

Llevaba ya rato comiéndome la cabeza por todo lo ocurrido con Desi. Estaba aburrido, hoy nos habían dejado la tarde libre. Decidí ir a ver a las chicas, a lo mejor pillaba a Desi a solas y podría hablar con ella para pedirle perdón. Espero que me llegue a perdonar por mi cabezonería y celosía. Cogí mi chaqueta y cerré la puerta de la habitación tras de mí. Me encamine por el pasillo, parándome en la habitación de las chicas. Iba a golpear la puerta cuando justo en ese momento se abrió y Desi apareció frente a mí. Sus ojos se sorprendieron al verme. Si pudiera cogerla entre mis brazos, besarla y decirle que lo sentía, que yo no quería hacerle ningún daño ni forzarla a nada, solo su amor, era lo que yo quería solo para mí.

- Edward – susurró mi nombre muy bajito. No le salían las palabras. Joder, ahora le costaría hablarme.
- ¿Te vas? – pregunté algo seco. No quería hablarle así, pero aún seguía cabreado. Me había mentido a mi, a su mejor amigo.
- Sí …. – su mostraba algo de inseguridad – Nos vemos más tarde – ni tan siquiera me dirigió la mirada.
- Adiós – susurré.

….

Hacía ya rato que Desi se había marchado junto con Mikel. Oh, como me repateaba pensar que ahora estarían juntos. Laura, se encontraba tumbada a mi lado en la cama. Ambos, mirábamos hacia un cierto punto no se cual. Yo no podía dejar de pensar en que bien se lo estarían pasando. Y nosotros, nosotros aquí sin saber que hacer y aburridos.

- Estoy aburrido – la miré.
- Yo también – me contestó, aun con la mirada en el techo.
- Estamos apañados – le contesté. Volví la vista de nuevo hacia el techo.
- Pues si, lo estamos – me volvió a contestar como si nada, aun metida en sus pensamientos.

Giré mi vista hacia ella. Era yo o ¿Laura estaba muy preocupada y pensativa?.
MmmM, a veces desearía saber que es lo que pensaba aquella cabecita alocada.
Siempre se mostraba conmigo de una manera muy dulce y divertida. Era las pocas veces que la veía seria o enfadada. Además era muchísimo más tímida que Desi. No pude evitar reírme un poco al recordar la escena de esta mañana con ella en la sesión de fotos. Le había dado vergüenza mostrarse de cintura para arriba desnuda. Como su cuerpo se estremeció al sentir el roce de mis dedos sobre sus pechos desnudos. Lo reconozco, me puse cachondo perdió al verla de aquella manera.

- ¿Qué tal si hacemos algo? – me senté en la cama. Laura se incorporó después.
- ¿Alguna idea?, a mi no se me ocurre nada. Como no quieras que cacemos moscas imaginariamente – ambos comenzamos a reír por su gracioso comentario.
- No es mala idea eh, pero no – reí - ¿Qué tal si hacemos algo atrevido y pícaro? – observé como arqueaba una ceja mirándome.
- ¿Algo pícaro y atrevido? – asentí ante su pregunta. En mis labios se dibujo una sonrisa pícara y graciosa. – Oh Edward, ¿Qué se le ha ocurrido a esa cabecita? – sonrió. Tenía una muy bonita sonrisa.
- Verdadero o Falso, simplemente eso. Si dices la verdad te ganas un beso mío – observe su cara de sorpresa - esta bien esta bien …. Si no quieres que te bese no lo haré. – reímos ambos por igual. Me estaba empezando a gustar esto, pero lo mejor de todo es que no estaba pensando en Desi y Mikel. ¡NO! Joder, ya lo he hecho. ‘’Edward, no pienses y disfruta de este momento con ella’’. – Y si es falso – seguí con mi explicación. Ahora venía lo mejor – nos tendremos que ir quitando toda las prendas de nuestro cuerpo. – la cara de sorpresa de Laura fue a mayor. Se tiro un par de segundos sin articular palabra.
- ¿Qué? – pregunté.
- ¿Tu estas loco verdad?, oh si, realmente creo que has perdido la olla, joder Edward – se sentó al filo de la cama. ¿Tan mala era mi idea?. Me acerqué a ella, y me senté a su lado.
- Oh venga, si no hacemos esto nos aburriremos como ostras – le arce la barbilla.
- No no, no me hagas el truquito de los ojitos y carita de compasión – intentó no mirarme pero yo le seguí con la mirada y con morritos. – Ohhhhhh, esta bien. Tu ganas.

Ya habíamos empezado con las preguntas y Laura iba perdiendo. Tan solo le quedaba el sujetador y el aquel tanga fino tan sexy que llevaba puesto. A mi aun me quedaba la camiseta y los pantalones. Menos mal que llevaba muchas algunas pulseras, el relog, y un anillo. Si no, creo que estaría ya totalmente despelotado.

- ¿Es cierto que te pones a 100 cuando te toco? – me fui acercando a ella muy lentamente y con un cierto aire pícaro. Laura, fue retrocediendo hacia atrás. Chocándose con la mesita de noche.
- Esto …. – suspiró. Podía sentir su nerviosismo ante mi pregunta. – No – respondió. Sabía que me estaba mintiendo, solo había que ver como su cuerpo temblaba con tal solo rozar su piel con la mía.
- ¿Seguro?, mira que tan solo te queda dos prendas. – reí, pícaramente.
- Estoy segura, pero haz el favor de echarte a un lado –
- ¿Por qué?, ¿no has dicho que no te pongo a 100 cuando te toco?. No va a pasar nada si lo hago ¿no? – me acerque mucho más a ella. Posando una de mis manos sobre su cintura, tirando de el hilo de su tanga. Laura gimió tras aquello. Sonreí ante mi victoria. – Eres toda una mentirosilla – me acerque mucho más a ella, inclinando mi cabeza hacia su cuello para así susurrarle mucho mejor. – ¿Qué prenda prefieres que te quite?, ¿la de arriba o la de abajo? - Volví a escuchar un leve gemido salir de sus labios, con tan solo mi voz le había vuelto a estremecer.
- ¿Dudas? – le volví a preguntar.
- Edward – puse uno de sus dedos sobre sus labios, interrumpiéndole.
- Déjame que sea yo quién decida por ti – baje hasta su cuello. Dejando sobre él dulces y pequeños besos. Mis manos pasaron de su cintura a su espalda. Busque con ansia el principio de su sujetador. De un tirón lo desabroche, dejándolo caer al suelo. Seguí besando cada parte de su cuello y hombros. Podía sentir su aroma. Olía tan bien. Su olor era irresistible para mí.
- Edward – volvió a susurrar, agarrándose a mi cuello. Sus manos se perdieron en mi pelo, tirando de él ante la excitación.

Con cuidado la tumbe sobre la cama. Me puse encima de ella, inclinado, sin echarlo todo mi peso. Comencé a besar sus labios con deseo, hasta bajar a su cuello para luego seguir por su pechos. Bese cada uno de ellos. Seguí por su vientre, llegando hasta su zona más intima. Mis labios surcaron por encima de su tela, dejando pequeños toques de besos. Laura gimió un par de veces, tirándome del pelo y evitando que pudiera seguir bajando más abajo. Alce la vista para contemplarla. Estaba excitada de placer. Le dedique una de mis sonrisas y volví al punto donde estaba concentrado. Seguí besando su zona intima, y parte de sus piernas. Después volví hacia arriba besando ahora sus labios. Tras besarla, me levante aun encima de ella. Me quite a toda prisa la camiseta, dejando al descubierto mi torso. Laura se mordió el labio con tal solo verme medio desnudo. Sonreí ante su acto. Volví de nuevo a sus labios, dejándole un simple beso. Ahora no me interesaba besarla, quería hacerle sufrir. Estremecerla de placer y escuchar sus gemidos y suspiros entre mis brazos. Me paré de nuevos en sus pechos. Saboreándolos. Laura agarraba mi pelo con mucha más fuerza.

Estuve un rato más besando sus pechos, hasta que ella me paro en seco. Me quede un poco extrañado.

- Ahora me toca a mi – salió de debajo mía. Intenté girarme para mirar hacia donde iba, pero ella fue más rápida y me tiro sobre la cama, poniéndose ahora sobre mí. - ¿Te creías que solo yo iba a sufrir esta tarde? – me preguntó muy divertida. Sonreí.
- Ese era el plan, pequeña – le miré muy pícaro, acariciando la estructura de su cintura con mis manos.
- Pues ahora te toca a ti sufrir un poquito, pequeño – se mordió el labio, dedicándome una sonrisa pícara y bastante divertida. No sabía hasta que punto Laura podría llegar a ser de traviesa y picarona, sería todo un placer el saberlo.
- Soy todo tuyo, preciosa – intenté besarla pero no pude. Uno de sus dedos se posaron sobre mis labios, quería hablar ella ahora.
- No digas nada ahora, déjame que sea yo la que disfrute de este momento – bajó hasta mis labios, besándolos, para después deslizarse por mi pecho con pequeños y dulces besos que se desprendían de sus labios. Al llegar a la zona del pantalón, sonrió. Sus manos desabrocharon el botón que lo sujetaba, para después quitármelos en un acto rápido.

Los dos estábamos disfrutando de este momento. Los besos, las caricias, los suspiros de placer, y los gemidos, resonaban en la habitación. Laura, aun seguía encima mía haciéndome sufrir del placer. Oh, esta chica me estaba enloqueciendo de una manera rápida y deseosa. Sus besos sobre mi torso hacían que me derritiera y tuviera que agarrarme con más fuerza a las sabanas que cubrían la cama. Por un momento, tuve que suspirar con más fuerza para contenerme al sentir como sus labios se posaban sobre mi miembro. Dejo varios pequeños besos sobre la tela que lo cubría, sus manos después fueron lo que siguieron haciéndolo sufrir. Pobrecito mío, estaba muchísimo peor que yo.

- Laura – gemí cuando hizo más presión sobre mi miembro. No aguantaba más aquello. Me estaba haciendo demasiado sufrir, me tocaba ahora a mi. Rápidamente la cogí por la cintura y la puse en la posición en la que yo me encontraba minutos antes. Ahora era yo quién tomaba las riendas de aquel deseoso placer. Mis labios volvieron a surcar los suyos, ahora lo hacía con más rapidez. Mis manos, fueron deslizándose por su cuerpo, llegando y parándome en su zona más intima. Aun le quedaba aquella prenda que cubría su zona más hermosa. Intenté aun besando sus labios quitarle aquella unica prenda que le quedaba puesta. Cuando vi que casi me quedaba nada para dejarla completamente desnuda frente a mí, sonó mi tfn. – Mierda – dije simplemente, suspirando.
- Será mejor que lo cojas, puede ser importante – me dijo en pequeño suspiros. Estaba igual de agitada que yo momentos antes. Aunque ahora yo no es que estuviera menos.
- ¿Por qué siempre interrumpen en los momentos más interesantes? – le sonreí, poniendo morritos. Ella me devolvió la sonrisa.
- Anda Edward, cógelo – me dio un beso en los labios.
- Esta bien, pero solo porque me lo dices tu pequeñaja – me levante, revolviéndole el pelo de una manera graciosa pero irritante para ella.

El tfn se encontraba metido en unas de mis chaqueras. Era Luis, nuestro representante.

- Dime Luis –
- Edward, menos mal que me has contestado al tfn – note una alivió en su voz al contestar.
- ¿Pasa algo? – le pregunté.
- Una maravillosa noticia Edward, un productor muy famoso de Londres ha visto una muestra de vuestras fotos. Dentro de unos días hará un desfile en las grandes pasarelas de Francia, quieren que Tú, Laura y Desi seáis los protagonistas de ese desfile. – me era imposible articular palabra ante tal sorpresa. Tanto lo era, que Laura preocupada se acerco a ver que era lo que ocurría. Ahora estaba tapada, se había puesto de nuevo el sujetador. Eso era lo que pasaba cuando una llamada telefónica interrumpía estos momentos, que uno se quedaba con todo el calentón encima. – Edward, ¿sigues hay?. – me preguntó.
- Si si, todavía estoy intentando asimilar tan tremenda noticia. –

Estuve unos cuantos minutos más hablando con Luis sobre este nuevo proyecto. Al colgar, se lo conté a Laura. Esta, pego saltos de alegría. Luego me beso totalmente eufórica por la noticia.

- Esto es genial Edward –
- Sí, lo es. – le sonreí.
- Verás cuando se lo contemos a Desi, se va a poner loca de contenta –
- Ah si, Desi. Claro, seguro que así será – oh no, por un rato bien largo no había pensando en ningún solo instante en ella. Ahora, volvía a tenerla metida en mis pensamientos.
- ¿Pasa algo? – le miré extrañado, aunque sabía a que se refería – No se, ha sido nombrarte ha Desi y has cambiado la cara. ¿Ocurre algo con ella? – su rostro fue de preocupación.
- Que va, solo que – intenté pensar en como cambiar de tema para que se olvidará de aquello - Jo, ya te has puesto el sujetador. ¿Ahora como puedo seguir disfrutando de esos preciosos y hermosos pechos?, yo quiero. – le puse morritos y caritas. Ella comenzó a reír.
- Anda anda, que eres un salido y de los grandes – me dio un beso, marchándose hacia el baño. Sin ningún tipo de duda, esta chica era lo más.

[Desde Los Pensamientos De Edward]

~ Continuará!

viernes, 25 de diciembre de 2009

Un viaje a París - Capítulo 12.

~ Un viaje a París - Capítulo 12.

Corrí con lágrimas al principio de mis ojos queriendo ser derramadas por el pasillo.
Iba tan distraída que ni me di cuenta que Mikel venía hacia mí. Nos chocamos.

- Desí, te estaba buscando. ¿Dónde estabas? – me preguntó.
- Lo siento …. Yo – me abrace a él, sollozando. Deje mi cabeza sobre su pecho. Él me rodeo con sus brazos, sintiendo mis nervios.
- Ey ey, ¿Qué ocurre? –
- Nada – me apresuré a responder – solo que extraño muchas cosas de España. – le mentí también a él. No podía decirle que Edward era el causante de mis lágrimas.
- ¿Estas segura? – levanto mi barbilla, mirándome. Asentí con seguridad. Mikel me creyó al instante. - ¿Sabes?. Luis me ha ofrecido pasar con vosotros para la campaña de los trajes de bañó – me comentó. Me quiso cambiar de tema rápidamente, así no me pondría a pensar y me distraería. Me sorprendió también al escucharle decir aquello. - ¿no dices nada? –
- Sí, perdona – le sonreí. Él me devolvió la sonrisa. – Me alegro mucho de que trabajes con nosotros, de verdad. –
- Más me alegra a mi tenerte aún más cerca de mí – agarró de nuevo mi barbilla. Acercándome a su rostro. Nuestros labios se rozaron, formando un dulce beso.

….

Hacía ya rato que todos nos encontrábamos en el estudio de fotografía.
El fotógrafo, comenzó a darnos unas instrucciones para aquella sesión de fotos.

- Ya sabéis que quiero veros salvajes, deseosos, fieros, excitantes. Pero sobre todo, quiero ver sensualidad y tocamiento. Creo que con Mikel a vuestro lado podréis desenvolveros mucho mejor –
- Gracias Rafa – le agradeció aquellas palabras. Edward rió entre dientes. Mikel le miró desafiante, pero prefirió pasar de sus palabras y dedicarme a mi de sus preciosas sonrisas.
- Rafa, ¿tenemos que tocar a las chicas de nuevo? – preguntó Edward, echándome una mirada de la cual intente evitar. Seguro que estaba deseoso de que yo fuera la que posará a su lado. Hay se aprovecharía de tocarme y volverme a estremecerme.
- Sí, tú irás con Laura y …. Mikel tu con Desi – se giró. Cogió la cámara entre sus manos. – Venga chicos, que no tengo todo el día para estas fotos –
- Comencemos pues – sonrío divertido, Mikel.

La sesión fue igual de tensa o peor que la anterior.
Era demasiado para mí sentir el tacto de Mikel sobre mí zonas más intímas.
La sesión comenzó de una forma muy interesante, los dos chicos se tenía que sentar en unas sillas que Luis había puesto para el acompañamiento de las fotos. Laura y yo, tenía que sentarnos en el regazo de los chicos, frente a ellos. Al sentarme, pude sentir el miembro de Mikel acariciando mi vagina. Mis piernas se quedaron entrelazadas en su cintura y parte de el respaldo de la silla. Sus manos se posaron sobre mi culo, agarrándolo con fuerza y presión. Gemí en silenció ante aquello. Mikel río entre dientes.

- ¿Estas disfrutando? – me preguntó pícaramente pero muy silenciosamente para que nadie nos oyera.
- Mikel calla – me sonrojé. Él volvió a reír.
- Yo lo noto bastante soso, no de deberían de poner más acción – se giró hacia Rafa.
- Mikel no, que vergüenza – debía de estar ya como un tomate seguro.
- Rafa –
- Dime Mikel -
- Veo estoy muy soso, ¿no crees que los chicos deberíamos de hacer algo más agresivo y sensual? –
- Si, creo que tienes razón –
- No se, podríamos morder un trozo de tela de la parte de arriba del biquini. Tirando, creo que eso causará mucho más morbo –
- Buena idea Mikel, me gusta – sonrió satisfecho Rafa. – Edward, haz lo mismo que ha dicho Mikel – le ordenó. Edward murmuró entre dientes.


Mikel se giró de nuevo hacia mí. Su mirada era pícara, al igual que sonrisa con un toque de deseo y lujuria. Se notaba que estaba deseoso en empezar a morder el principio de mi sujetador, más que deseoso ansioso. Suspiré, al sentir como sus labios rozaron mis pechos, buscando el principio de la tela de mi sujetador, poniéndome la piel de punta. Pude notar como su miembro se endurecía de la excitación, como ansiaba salir de aquel bañador y rozar mi vagina. Suspiré varias veces, e intente no gemir. Supongo que Rafa desde su posición haciéndonos fotos, no podía ver nuestros pechos. Pero Mikel si podía ver algo desde su posición. Cosa que le hacía ponerse mucho más caliente. Noté como sus manos se adentraron dentro de mi bañador, agarrándome con más fuerza.

- Me sigue pareciendo soso, ¿Qué tal si probamos más? – sonrió muy pícaramente. ¿Es que quería que me cayera de culo de la excitación? No se por cuanto tiempo más podría controlar mis hormonas.
- Mikel, ni se te ocurra – le advertí. Él sonrió, volviéndose hacia Edward y llamando su atención.
- Eh Edward – se giró. - ¿Qué tal si le ponemos algo más de morbo al asunto? – pude sentir como Edward tenía la vista fijada en mi. Intenté evitarla.
- Claro, Rafa – lo llamó. – Seguimos pensando que podríamos hacer algo con más morbosidad. Esto nos aburre y mucho – sonrió con aquella sonrisa torcida suya y pícara. Mikel sonrió igual que él. Rafa puso atención, queriendo escuchar lo que Edward y Mikel querían proponerle ahora, algo nuevo - ¿Por qué no se quitan las chicas la parte de arriba del sujetador y nosotros con nuestras manos le tapamos los pechos?. Además ellas podían morder un extremo del sujetador, y nosotros otro. ¿Qué te parece? –
- Piénsalo Rafa, esto va a causar mucho bombo y lo sabes – comentó Mikel. ¿A que se quería referir?.
- Me gusta la idea. Probar – cogió de nuevo su cámara, preparándose para seguir echando fotos.
- Edward, como se te ocurre pedir esto. – le regaño Laura, aunque en el fondo estaba encantada con que Edward, el chico de su vida le tocara los pechos, estuviera tan encima de ella.
- ¿Acaso no te gusta? – le puso morritos. Ooooooooh, que poco me gustaba que Edward le pusiera aquella cara. La de veces que me la había puesto a mí.
- Si, claro que me gusta solo que …. Me da algo de vergüenza – se sonrojó. Edward sonrió.
- Tranquila, y disfruta – le susurró al oído. Lentamente fue desabrochando el broche del sujetador, deslizándolo por su vientre. Pude escuchar un suspiró de Edward al ver los pechos de Laura, los pezones lo tenía empinados. O.O se estaba poniendo a cien con tan solo mostrarse desnuda ante Edward. Los dedos de Edward se deslizaron por sus pechos, acariciándolos.
- ¿Estas preparada? – bajé de mis pensamientos desviando la vista a Mikel.
- ¿Me decías? – le pregunté. Este río a gran carcajada - ¿Qué? – no sabía porque se reía, no tenía mucha gracia.
- ¿En que estabas pensando para estar tan despistada? – suspiré.
- En nada, ¿empezamos? –
- Por supuesto, pero …. – hizo una pequeña pausa. – Si ves que no puedes o algo me lo dices y enseguida aparto mis manos de tus …. – ambos comenzamos a reír. Mikel parecía muy chulo en aquel aspecto, pero le costaba mucho al igual que a mí.
- Tranquilo, es solo trabajo .
- Claro –

Sentí sus manos quitando el broche de mi sujetador. Deslizándolo y dejándolo entre sus piernas para agarrarlo después. Mis pechos quedaron totalmente desnudos ante las vista de Mikel. Sus ojos se sorprendieron. Tuvo que suspirar varias veces para evitar gemir. Tuve que hacer lo mismo. Ahora entendía a Laura. Me había a puesto a 100 con tan solo ver a Mikel mirarme de aquella manera tan morbosa e inquieta. Su miembro volvió a ponerse duro, haciendo presión sobre mi vagina. Sus manos subieron por mi vientre acariciándome, posándose en mis pecho. Los pezones se me pusieron de punta al sentir los dedos finos de Mikel sobre ellos. Sus manos estaban cálidas.

- Te noto muy tensa, ¿me dejas hacer algo? – me preguntó, preocupado. Edward giró un poco la vista, intentando ver mi cara.
- Sí claro – sus manos comenzaron a masajear mis pechos. Me estaba haciendo un masaje. Al principio me estremecí pero luego me resultó bastante agradable. Estaba más relajada, tranquila. Que manos las de Mikel. ¿Por qué no se dedicaba a ser masajista?. Mmmm. - ¿Te gusta? – me preguntó muy pícaro.
- Mucho – susurré.
- Bien –


La sesión duro unas cuatros horas exactamente.
Aquella mañana había sido un tanto sofocante en varios sentidos.

….

Tumbada sobre la cama de mi habitación del hotel, no pude dejar de pensar en como Edward me había tratado. No me gustaba verlo de aquella manera tan agresiva. Sí, me fascinaba cuando me tocaba y me demostraba lo enamorado que estaba de mí. Pero, ahora todo había sido distinto. Menos mal que Mikel estaba a mi lado para sacarme una sonrisa.

- Planeta tierra llamando a Desi – llamo mi atención, Laura.
- ¿Me decías? –
- Oh Desi, ¿es que no has escuchado nada de lo que te he contado? –
- Algo, no mucho. Perdona – intente no reír ante sus gestos que me hacían gracia – Me estabas contando algo sobre Edward ¿ no?, resúmemelo please. –
- Esta bien – resoplo varias veces entre dientes, se sentó a mi lado. – No se, desde la otra noche Edward esta muy distinto conmigo. Me trata bien, me hace sentir que me quiere y que algo siento por mí. Aunque todavía no tenga nada del todo claro. –

Escuche cada una de sus palabras sobre Edward. ¿Sería verdad que Edward estaba empezando a sentir algo por Laura y por eso la trataba de aquella manera tan distinta a la de siempre?. Necesitaba salir de allí por un rato y distraerme, no pensar en nada.

- ¿Me disculpas un momento? –
- Sí claro, ¿pasa algo? –
- No no, solo que …. Voy a quedar con Mikel. Necesito verle y despejarme – era la realidad de todo.
- Ejem – tosió, disimuladamente – Con que Mikel ¿eh?. Pícara, ¿Qué es lo que te traes en manos? – me preguntó.
- ¿Yo?, nada. Y calla, que esta dando llamada – la mire, estaba agarrada al cojín, mirándome, con aquella carita de alegría e ilusión que ponía ella siempre. - ¿Mikel?.

Quedé con él en que pasaría a recogerme en una hora al hotel.

- Luego me cuentas que tal todo eeee, no quiero perderme ningún detalle –
- Si si, pero tampoco va a pasar nada. Por ahora somos amigos. –
- Ajam entendido, por ahora – resople.
- Ya sabes, si necesitas algo …. – me interrumpió como siempre.
- Que si, ¿quieres irte ya y disfrutar de tu príncipe azul? – me sacudió el pelo. Oh, como me pateaba que hiciera eso con mi pelo. Ya se la devolvería.

Al darme los últimos retoques, cogí mi bolso y me dirigí hacia la puerta.
Al abrir, me encontré con Edward. Sentí como mis piernas temblaron al verlo allí, frente a mí. Al verle, recordé la escena de esa mañana con él.

- Edward – susurré. No me salían las palabras por la boca.
- ¿Te vas? – preguntó aún algo seco. ¿Estaría más enfadado después de lo de la patada en sus …. ?. Oh, espero que me perdone.
- Sí …. – noto mi inseguridad al responder – Nos vemos más tarde – salí de allí sin mirarle.
- Adiós – llegue a oír susurrar.

Un viaje a París - Capítulo 11.

~ Un viaje a París - Capítulo 11.


Los rayos de sol comenzaron a adentrarse por la ventana, iluminando la habitación.
Di varias vueltas sobre mi cama hasta despertarme del todo, sentarme y estirarme a mis anchas. Oh, como me encantaba hacer aquello. En media hora tenía que estar lista, a las ocho teníamos una nueva sesión de fotos. Cogí mi ropa limpia y me adentre hacia la ducha. Me sentía genial cuando me daba por las mañanas una ducha calentita. Al terminar de vestirme me dirigí hacia el hall del hotel. Al salir del ascensor me lleve una inesperada sorpresa. Edward y Laura se encontraban de los más acaramelados en uno de los sofás de la entrada. Estaba sonriendo y sus manos estaba entrelazadas la una con la otra. Me extraño mucho verlos así, pero aún más sentí un dolor queriendo llorar. Disimulando me acerque a ellos. A lo mejor estaban ese día de los más cariñoso, tampoco tenía porque sacar conclusiones sin saber.

- Buenos días – los salude. Laura y Edward se giraron al escucharme saludarles tras ellos. Laura me dedico una enorme sonrisa como siempre, pero Edward, él se mostraba serio ante mí. ¿Dónde estaba aquella sonrisa torcida y pícara sobre sus labios?, su mirada dulce y llena de deseo ante mi. Ahora, sus labios no mostraban nada solo seriedad. Su mirada era serena y no mostraba cierto agrado al verme.
- ¿Cómo te fue con tu prima ayer? – me preguntó Laura. Me pillo de sorpresa su pregunta, mire a Edward. Se puso mucho más serio al escuchar decir aquello a Laura.
- Bien – dije simplemente. No me encontraba a gusto con la situación.
- Será mejor que nos vallamos yendo para el estudio, a Luis no le gustará el que lleguemos tarde – saltó Edward.
- Vamos pues, a ver que clase de sesión nos toca hoy. – río Laura. Edward la cogió de la cintura, pasando por delante de mí como si nada. Para ella tuvo una sonrisa deslumbradora, pero para mí …. Nada. Era muy incomodo aquello.

En pocos minutos llegamos al estudio fotográfico. Luis nos estaba esperando.
Tras escuchar sus instrucciones nos dirigimos para los camerinos a vestirnos y retocarnos. Esta vez la sesión de fotos era para una marca de bañadores francesa, bastante atrevida. Cuando estuvimos listos nos dirigimos hacia el lugar donde nos harían de nuevo las fotos. Edward ya se encontraba allí. No pude evitar el morderme el labio en cuanto lo vi así de sexy vestido. De nuevo, para Laura tuvo otra enorme sonrisa pero para mi una simple mirada llena de enfado. No llegaba entender nada, ¿acaso le había molestado el que no fuera aquella noche a su habitación?. Espero que solo fuera eso.

- Estás preciosa – llegue a escuchar a Edward. Estaba piropeando a Laura, realmente le quedaba de lujo aquel biquini.
- Calla – le daba algo de vergüenza – Tú también estás guapísimo – se sonrojó.
- Espero que la sesión de fotos sea como la última vez, no sabes cuanto deseo el tocarte una y otra vez – le susurró en voz bajita muy cerca. Lo suficiente para que yo lo escuchará y sintiera aquel dolor de nuevo ante sus palabras y gestos hacia ella.
- Edward – le regaño totalmente colorada. Él le agarró de la cintura riendo entre dientes, su sonrisa torcida y pícara volvió a dibujarse sobre sus labios. Pero esta vez no era para mí, sino para ella. ‘’Joder, si supiera cuanto me jode verlos así’’.

Me giré sobresalta al sentir unas manos frías sobre mi cintura, era Mikel. Se notaba que acaba de llegar. Iba tapado hasta arriba. Llevaba una bufanda y aquel plumón que tan bien le sentaba. En su labios destacaba aquella hermosa sonrisa. Me alegro mucho el verle y tenerlo allí, junto a mí.

- Pero que sexy estas, ¿no? – me dio una vuelta en el sitio. Silbándome. Edward tuvo que darse cuenta de aquello, tosió muy disimuladamente, como que no iba la cosa.
- Gracias – me sonroje.
- Mikel – le llamo Luis, llamando su atención y pidiéndole que se acercara hasta donde él se encontraba. - ¿Puedes venir? – Mikel asintió. Luego se volvió hacia mi.
- No me tardo, enseguida vuelvo – me susurró.

Estuvieron hablando por unos cuantos minutos, no muchos.
Mikel se mostraba bastante serio, al igual que Luis y nuestro fotógrafo.
¿De que estarían hablando?, parecía ser algo importante.
Estaba tan pensativa en aquellos momento que ni me cuenta de cómo Edward me miraba.
Estaba serio, pero a la vez su mirada transmitía picardía y algo de deseo. Tras apartar su mirada, se giró hacia Laura. Susurrándole. No llegue a poder escuchar lo que le decía. Laura le sonrió asintiendo.

- No tardo, ahora vuelvo – paso por mi lado. Sin mirarme, rozo su mano con la mía.

Dude por un momento en si seguirle y pedirle una explicación de el porque de el estar así conmigo, o quedarme quieta allí hasta que le diera por hablarme. Opte por la primera opción. Lo seguí por uno de los largo pasillos que había en el edificio hasta uno de los vestuarios privados. Estaba prohibida la entrada, solo podían entrar encargados. Espero que no nos pillen. Tras entrar Edward primero, entre yo. Cerré la puerta tras de mí. Edward seguía dándome la espalda. No me miró ni si quiera me hablo. Parecía ser que era yo quién tenía que dar el primer paso en aquella conversación.

- Edward – dije muy bajito. No se si llego a escuchar mi pequeño susurro. - ¿Vas a decirme que es lo que te pasa conmigo? – no obtuve ninguna respuesta inmediata. Se giró hacia mi, mirándome. Volvió a mostrarme aquella seriedad en su rostro. Su enfado.
- Dime Desi, ¿Qué tal esta tu prima de Bcn? - ¿a que venía esa pregunta? No lo entendía, a no ser que …. Tenía que ser eso.
- ¿Por qué me preguntas por mi prima?. ¿Eso es acaso tu enfado?. ¿Por qué me fui con ella y no contigo a cenar anoche? – empecé a preguntar sin parar. Alguna respuesta me tendría que dar a algunas de mis preguntas. Río, luego me contestó.
- Para nada. ¿Por qué me iba a molestar el que te fueras a cenar con ella?. Es tu prima, por favor. No le ibas a hacer el feo después de su largo y agotador viaje desde España hasta aquí. – escuché un cierto ritintin en su tono al hablar.
- No creo que mi prima sea la cuestión, ¿me vas a decir que lechugas te pasa conmigo?.
- Me mentiste – tuve que agarrarme a una silla tras escuchar aquello – Me dijiste que ibas a cenar con tu prima, cuando en realidad cenaste con tu querido Mikel. Creía que éramos amigos, lo suficientes para contarnos todo y más. – ya no mostraba enfado. Ahora estaba muy decepcionado.
- Y lo somos Edward, deja que te lo explique – hice el intentó de agarrar sus manos. Él se soltó al sentir el roce de las mías sobre las suyas.
- No hace falta que me expliques nada – hizo una pequeña pausa. – Pero si me gustaría que me contestases a una pregunta - ¿Una pregunta?, a estas alturas ya no sabía ni que decir.
- Si claro –
- Cuéntame Desi, ¿Qué tal te ( censurado ) Mikel? – me preguntó irónicamente. ¿Cómo se atrevía a preguntar aquello?. No le iba a consentir que fuera así conmigo. No había echo nada malo, simplemente salir a cenar con un amigo que supuestamente me deseaba y le gustaba. Con toda mi rabia del momento, alce la mano con la intención de darle una bofetada. Pero, Edward fue más rápido y paró mi mano en el aire. Apretándome con fuerza. – No me la merezco, en cambio tu si – volvió a mostrar su enfado.
- No te atreverás a pegarme, lo se –
- Claro que no Desi. No me perdonaría nunca el ponerte una mano encima, pero sí …. – puso una sonrisa pícara y torcida en sus labios. Cosa que no me gusto, pero si me estremeció al recordar alguna de nuestras pasadas escenas picantes.
- Pero si, ¿Qué? –
- Tengo ansias de besarte. No sabes cuanto, y mucho más ahora al tener esta rabia que tengo. No sabes lo tanto que me cuesta tenerte fuera de mis pensamientos, el ver como te estremeces con tan solo rozarte con uno de mis dedos – fue caminando hacia mí, hasta dejarme acorralada entre la pared y su cuerpo. Ahora el pegado al mío. Notando su miembro sobre mí.
- Edward – suspire, intentando salir de sus brazos. Él me lo impidió.
- Oh venga Desi, no intentes negar lo que tanto deseas –
- No Edward, no te deseo. Si es eso a lo que van referidas tus palabras. – le dije una pequeña mentira. Él paso de mis palabras, como si no se las hubiera mencionado.
- Que pasa si hago esto – suspiré al sentir la mano de Edward sobre mi zona más intima. Presionando. Podía sentir sus dedos, sus ansias de introducirlos y gozar del placer. Intenté no gemir para no darle gusto y darle la razón al decir que disfrutaba cuando me hacia todo aquello. – Dime Desi, ¿Es acaso no me deseas cuando te hago enloquecer del deseo? – hizo más presión con sus dedos sobre mi ( censurado ). No pude evitarlo, tuve que gemir dándole la razón a Edward. Este sonrió con devoción.

- Suéltame Edward, por favor – le pedí entre suspiros.
- Sabía que te enloquecería con tan solo tocarte. Oh Desi, ¿Por qué reniegas de algo que ambos …. – le interrumpí.
- No te montes fantasías donde no las hay Edward. –
- ¿Ah no? –
- NO – Grité. Edward se sorprendió. – El único al que deseo no es precisamente tú – mentí de nuevo.
- Ajam – vaciló – Entonces, ¿a quién deseas realmente? – estaba empezando a hartarme de aquella situación tan absurda.
- A Mikel, es a él a quién deseo. ¿Te enteras? – grité no muy alto. Mi tono estaba alterado. Pude ver como la sonrisa pícara de Edward, se volvía en enfado. Estaba claro que no le gusto escuchar aquello. Se pego más a mí. Presionando su cuerpo contra el mío. Tenía mis muñecas por sus manos. No quería que me fuera tan fácilmente. Lentamente, fue acercando su rostro al mío. Tanteo primero mis labios para después besarlos con desesperación. Intenté soltarme y apartarme rápidamente de él. Pero tenía muchísimas más fuerza que yo. Me encantaba sentir sus caricias y sus besos, pero no de aquella manera no. Tenía ganas de salir de allí, meterme bajo la ducha y llorar sin saciar. Pude sentir por el tacto de mi piernas, como las suyas se encontraba entre abiertas a mi. Sin que se diera cuenta, alce una de mis piernas, dándole una ligera pero gran patada en sus partes nobles.

Su cara era puro dolor.
No quería a ver llegado a ese extremo, pero tuve que hacerlo.

- Lo siento – me disculpé, y salí corriendo de allí a toda prisa.

‘’Espero que Edward pueda llegar a perdonarme’’

Un viaje a París - Capítulo 10.

~ Un viaje a París - Capítulo 10.


Bajé de mis pensamientos, o mejor dicho de mis sueños. Me encantaría seguir soñando con aquello que tanto deseaba, con aquella felicidad. Pero tenía una cita que cumplir. Cogí mi chaqueta y todo lo necesario, volví a recordar mi sueño por un momento, dibujando sobre mis labios una sonrisa llena de alegría y devoción, luego cerré la puerta tras de mí.


****


Laura y yo habíamos decidido ir caminando hacia el restaurante que iríamos a cenar. Me encantaba estar con ella, siempre me transmitía alegría.

- Me parece que hemos llegado – dije parando junto a ella frente a el edificio.
- ¿Aquí es? – me preguntó. Su pregunta se entornaba a sorpresa.
- Sí, vamos – le agarré de la mano. Pude sentir como su mano tembló de nervios entre la mía. Dibuje una sonrisa en mis labios tras aquello.
- Vale – dijo.

Dejamos los abrigos en el ropero del restaurante. Luego subimos a la planta de arriba, me encantaba esa parte. Tenía unas vistas preciosas. Había tenido la oportunidad tiempo atrás de visitar aquel lugar. Subimos hasta arriba, entrando y llevándome una enorme sorpresa o mejor dicho, dolor.


‘’No puede ser, no….’’ No encontraba palabras para ver lo que estaba viendo. Desi, se encontraba en una de las mesas apartadas. No estaba con su prima, sino con Mikel. ¿Me había mentido?. ¿A mi?, ¿a su mejor amigo de toda la vida?. Los dos se mostraban la mar de a gusto, muy cariñosos. Desi no dejaba de sonreír. Se mostraba tímida pero feliz. ¿Acaso es que yo no era su felicidad como tanto había soñado?. ¿Sería él?. Tenía tantas preguntas en mi mente sin respuesta alguna. Tan solo quería salir de allí a toda prisa y perderme en la soledad. Me sentía fatal, desilusionado.

- ¿Edward? – me llamó Laura. La miré bajando de mis pensamientos. - ¿Nos sentamos? – la miré, para luego desviar mi mirada hacia donde estaban ellos.
- No – contesté rotundamente – Nos vamos – la agarré con fuerza tirando de ella hacia la planta de abajo.
- Pero Edward – intentó hablar detrás de mí. Intentó soltarse de mí. – Suéltame, me estas haciendo daño – la solté. Ambos habíamos salido del restaurante.
- Lo siento, no quería – baje mi cabeza, me sentía fatal. Laura alzó mi barbilla.
- ¿Se puede saber que pasa?. Dímelo Edward, estoy aquí contigo – me acarició la mejilla. Me gusto sentí el calor de su mano sobre mi fría mejilla. Me sentí bien por un momento, luego le dedique una sonrisa. Ella no se merecía ser testigo de dolor que sentía en aquel momento tras la mentira del amor de mi vida. Laura no, ella se merecía todo mi cariño y respeto.
- No pasa nada de verdad – le dije para tranquilizarla.
- Mentiroso – reímos. Parecía ser que no se me daba nada bien mentir, y mucho menos a ella. - ¿Quieres que vallamos a dar una vuelta?, no se …. Despejarnos. – fue ella la que me agarro de la mano, entrelazando sus dedos con los míos. La miré. Tenía una gran sonrisa dibujada sobre sus labios, yo se la devolví.
- Sí, vamos - ambos nos dirigimos hacia el parque donde estuve la última vez, metido en mi soledad.

Nos sentamos en uno de los bancos cercano a una fuente. Estuvimos hablando de todo un poco, esta vez con seriedad. Hablamos de nuestro futuro, de lo que queríamos hacer. Nuestras metas y sueños. No sabía porque pero me sentía muy bien a su lado. Ella me escuchaba y me dejaba mostrarme tal y como era. Pero lo mejor de todo, le encantaba mi forma de ser tan alocada y pícara.

- Gracias – susurré en voz bajita. Me daba algo de vergüenza expresarme en aquellos momentos.
- No tienes que darlas. Sabes que aquí me tienes pase lo que pase –
- Pase lo que pase – la miré. Me hizo recordar a mi sueño con Desi. Al fijar mi mirada sobre la suya, tuve un único deseo. Besarla, sentir sus preciosos labios sobre los míos.
- Edward – susurró. Pude notar con claridad como su cuerpo temblaba. Le acaricié la mejilla en forma de decirle que todo iba bien. Me acerque a ella, besando sus labios. No sabía el porque de querer besarla, pero lo necesitaba.


[ Desde los pensamientos de Edward ]



****


- De verdad que lo siento mucho Mikel – intenté excusarme.


[Flashbacks]

Nuestros labios aun seguían unidos. Cada vez nos besábamos con mayor fuerza.
Suspiré varias veces al sentir el tacto de Mikel sobre mi piel. Introdujo una de sus manos por dentro de mi camiseta, llegando a la parte trasera de mi sujetador. Intentó desabrocharlo, hasta que lo consiguió. Sonrió al hacerlo. Seguíamos besándonos, eso era lo único que nos importaba. Cada vez el calor de nuestro cuerpos iba en aumento, al igual que las caricias. Intenté no gemir, pero no pude evitarlo tras sentir las manos de Mikel sobre mi zona intima, intentando desabrochar el botón del pantalón que le estorbaba.
- Mikel – gemí cerca de él. Escuche una pequeña risilla. Estaba encantado.
Busque sus labios de nuevo. Necesitaba sentirlos de nuevo míos.
No podía negarlo, me encantaba. Mikel había echo que cayera rendida a sus encantos, aunque …. no pude evitar mirarle y frenar rápidamente. Dejándolo totalmente parado.
Al besarlo, no pude evitar recordar a Edward. Intenté no pensar en él pero me resulto demasiado difícil.


[Final Flash Back]


- No pasa nada, de verdad. – intentó que viera las cosas desde un lado más positivo. – Es normal, nos acabamos de conocer hace apenas un día y …. – no sabía muy bien que decir en aquel momento.
- Sí, creo que deberíamos ir más despacio y conocernos bastante más. Quién sabe, conociéndome a lo mejor ni te gusto – ambos comenzamos a reír por mi comentario.
- Anda ya, seguro que me gustarás mucho más. No se, tienes algo que hace que me vuelva loco. Seguro que a Edward le pasa lo mismo cuando te mira – me dejo ante la sorpresa de sus palabras. ¿Por qué había dicho aquello de Edward?.
- ¿Edward?, no creo – disimule. Sabía que Edward estaba enamorado de mi, pero ¿Mikel?. ¿Acaso sabía algo de sus sentimientos hacia mi?.
- Seguro que si Desi, tan solo hay que verle cuando estas cerca de él. – pego un sorbo de su copa, intentando disimular.


****

Mikel, decidió acompañarme hasta el hotel en su coche. Por más en que le insistí en que cogería un taxi, más quiso el querer venir conmigo. Tampoco quería causarle ninguna molestia, pero él estaba encantado.

- Gracias por traerme – le di dos besos. Sentí como su perilla hizo cosquillas sobre mi mejilla.
- No tienes que darlas, ¿nos veremos mañana? –
- Claro, sobre las 8:00 tenemos una nueva sesión de fotos. Espero que no sea como la última, porque sino …. – reí, al igual que Mikel recordando los calores que me dieron al sentir el tacto de Edward sobre mis zonas más íntimas. O como yo posaba mis dedos sobre su miembro totalmente excitado por el roce.
- Eso no es nada con las fotos y campañas que os espera por hacer – lo dejo en el aire. Iba a contestarle, quise saber más información sobre las próximas campañas. Pero, Mikel me mandó un beso en al aire y se fue dejándome con la palabra en la boca. Que poco me gustaba eso.

Me encaminé por el pasillo dirección a mi habitación. Me paré justo en frente de la habitación de Edward. Recordé hora antes sus palabras en el Jacuzi, ‘’Cuando vuelvas, pásate por mi habitación. Me gustaría hablar contigo de una cosa muy seria.’’¿Qué sería aquello tan serio de lo que quería hablarme?. Dude por unos segundos en si tocar a la puerta de su habitación, al final opte por no hacerlo y esperar a verlo por la mañana. Si estaba durmiendo no quería despertarle. Tampoco quería que descubriera que había estado con Mikel. Mi ropa olía a él, a su aroma.

Un viaje a París - Capítulo 9.

~ Un viaje a París - Capítulo 9.


Quedaba una hora para mi cita con Mikel. Aún me estaba preparando en mi habitación.
Quería ir espectacular junto a él y dejarlo con la boca abierta. Escuche vibrar mi tfn en la mesita de noche. Me había llegado un sms, fui a leerlo.


‘’Cuento los minutos para que llegue la hora de vernos.
¿No estas ansiosa?, yo lo estoy y mucho.
Te veo después, preciosa.
Un Beso. Mikel’’


Definitivamente este chico era un amor en todos los sentidos. Apenas me conocía y ya me trataba con tanto aprecio y cariño.
Me encantaba. Al terminar de vestirme y de darme los últimos retoques, cogí mi bolso y pedí un taxi en recepción.
Cuando llegue a la discoteca, Mikel ya me estaba esperando apoyada en una de las farolas mirando hacia algún punto no se cual.
Tras terminar de pagarle al taxista me dirigí a toda prisa hacia él. Al verme sonrío con euforia.

- Hola, siento llegar tarde –
- No te preocupes, acabo de llegar hace apenas unos minutos – me beso la mano – Estas preciosa. O mejor, radiante – me dedicó una de sus preciosas sonrisas. ¿Y quién no se derretía con una de ellas?.
- ¿A dónde vamos a cenar?, ¿No será muy caro no? – tenía curiosidad por preguntarle. Estaba comenzando a tener hambre. Aparte también me preocupaba el dinero, no quería que Mikel se gastará una fortuna por una cena conmigo.
- No te preocupes, conmigo el dinero es lo de menos. Iremos a un restaurante Francés muy famoso en esta zona. Te encantará – me agarró de la mano. Me quede sorprendida ante su reacción pero no separé su mano de la mía hasta que llegamos al restaurante.
- Oh Mikel, es precioso –
- Sabía que te gustaría – me dedicó otra sonrisa.
- ¿Y a quién no? – sonreí.

Nos sentamos en una de las mesas más apartadas del centro del restaurante, donde estuvimos con más intimidad. El lugar era realmente precioso, aparte de lujoso. Nuestra mesa daba a una grandes cristaleras, desde hay teníamos unas vistas maravillosas.
Pedimos de tomar y luego de comer. Mikel escogió por mi un plato realmente exquisito. Estaba delicioso.
Durante la velada estuvimos hablando de nuestra carreras, de moda en concreto. Me contó como empezó a gustarle todo aquello de posar, me fascinaba escucharle hablar. Había pasado una casi dos horas desde que llegamos al restaurante, y parecía hace apenas media hora que llevábamos hablando. Como pasa el tiempo.

- Me gustaría invitarte a tomar una copa en mi casa - ¿su casa?, me quede loca ante su palabras.
- ¿Tu casa? – tuvo que sorprenderle mi forma de preguntarle aquello.
- ¿Ocurre algo? –
- No, nada. Acepto tu invitación. –
- Perfecto, camarero – llamó la atención de uno de los camareros para pagar la cuenta.

Mikel, había traído su coche. Era un deportivo de color negro, muy bonito.
Nos dirigimos hacia su casa. Al llegar al porche no pude evitar poner cara de asombro.

- ¿Te gusta? - ¿Qué si me gusta?, si por fuera era espectacular, por dentro ya no me lo quería ni imaginar. El jardín que rodeaba la enorme casa era inmenso. Había muchas flores alrededor de diferente colores que adornaban el lugar. Una enorme piscina con butacas afuera para tomar el sol. Todo era increíble. –
- Es increíble, ¿y aquí vives tu solo? – asintió. Guau, una casa para el solo y enormemente grande.
- ¿Entramos? – me señaló la entrada.
- Claro – sonreí.

Como había dicho, si la casa por fuera era espectacular ya por dentro no tendría palabras para describir tanto.
Me enseño toda la casa de arriba abajo. Tenía cinco dormitorios, una esplendida cocina, unos cuatro cuartos de baño, dos enormes terrazas, un gran salón con chimenea, un porche, una cochera con siete plazas para coches, una sala de estar y un comedor, etc. La casa era una virguería.
Mikel y yo, nos acomodamos en uno de los sofás. Se estaba la más de a gusto allí sentada.

- ¿Te apetece tomar algo? – cogió una copa, se sirvió primero su trago.
- No gracias, no suelo beber mucho por las noches cuando al día siguiente hay que trabajar – lo que me faltaba encima era una gran resaca y un dolor de cabeza. Imperfecto para poder concentrarse al día siguiente con la sesión de fotos.
- Haces bien, yo tampoco es que beba mucho pero de vez en cuando no viene mal tomar una copa – se sentó a mi lado, y pego un sorbo.
- Sí – sonreí.
- ¿Sabes? – dejo la copa sobre la pequeña mesa que había delante de nosotros. Se acomodó en el sofá más pegado a mi – Tienes algo que me encanta. No me pregunté que es porque ni si quiera yo lo se. Solo te puedo decir que tengo ansias de besarte, y de acariciarte. Es raro, pero desde el primer momento en que te ví te desee. – atendí a cada una de las palabras de Mikel, estremeciéndome tras sentir una de sus manos adentrándose por dentro de mi camiseta hasta llegar a un cierto punto que me hizo estremecerme aun más. Sin poder articular alguna que otra palabra. Todo era un lío en mi cabeza. Desde que llegue a París habían pasado muchísimas cosas. Pero lo que tenía claro ahora mismo es que Mikel ansiaba besarme y sentirme. Dibuje una pequeña sonrisa en mis labios. Mikel se sorprendió al ver como mi cara no seguía impresionada ante sus palabras.
- ¿Y esa preciosa sonrisa? – preguntó.
- ¿Acaso no puedo sonreírte? – le pregunté a él. Mikel me miró pícaramente, pasando uno de sus dedos por mi mejilla. Apartó algunos mechones de mi pelo hacia atrás, agarrando mi cabeza con delicadeza. Su otra mano agarró mi cintura pegándola más aún a su cuerpo. Ambos suspiramos ante el roce de nuestra piel. Mikel no dejaba de mirarme, ni yo a él tampoco. Nos sonreímos un par de veces mientras nuestra labios se fueron acercando pero sin rozarlos aún.
- ¿Puedo besarte? – me pregunto con una voz dulce y fina.
- Bésame – susurré.
Sus labios rozaron los míos, para después besarlos con ansia.


****

[Desde los pensamientos de Edward]


Estaba aburrido sin saber que hacer en toda la tarde. Desi ya se había marchado para ver a su prima de Barcelona. ¿Qué podía hacer?. Me encaminé hacia la habitación de Laura. Por lo que tenía entendido ella tampoco salía aquella tarde. Toque muy levemente la puerta.

- ¿Edward? – parecía estar asombrada de verme allí. Luego me dedicó una gran sonrisa, no me había dado cuenta pero tenía una sonrisa muy bonita.
- ¿Estabas ocupada?, si quieres vengo un poco más tarde –
- No, pasa – me ofreció entrar y yo se lo agradecí con una de mis sonrisas. – Dime, ¿querías algo? – me preguntó.
- Bueno, Desi se ha ido y nosotros no tenemos nada mejor que hacer. Que te parece sí, ¿te invito a cenar? – observé la cara de sorpresa ante mi pregunta, para después una gran sonrisa dibujar sus labios.
- Acepto la invitación – observé como me agarraba las manos y me sonreía. Que bonita era, hasta ahora no me había dado cuenta.

La deje a solas para que se arreglara. Yo también fui a arreglarme. Primero me pegue una ducha, necesitaba sentir el agua caliente sobre mi piel. Aquel calor que a veces extrañaba y necesitaba. Al terminar de vestirme y salir a por Laura, salí al balcón. Me apoye sobre la barandilla, sintiendo sobre mis mejillas el aíre frío de la noche. La ciudad estaba hermosa aquella noche. Deje volar mi mente por unos instantes, queriendo alcanzar lo que tanto soñaba.


[ Comienzo del sueño de Edward]


Corrí por un ancho césped camino hacia el lago, intentaba pillar a Desi. Ambos sonreíamos y estábamos felices. La cogí, aferrándola entre mis brazos, cayendo los dos al suelo, uno encima del otro. Yo estaba sobre ella, nuestros rostros y labios se encontraban muy cerca. Ella me sonreía, estaba feliz, al igual que yo, era difícil disimularlo. Alce una de mis manos acariciando con ternura su rostro, ella se dejo acariciar. Era hermosa, me podía tirar horas y horas observándola sin cesar. Era mi vida, lo que más amaba en este mundo. Mi ser y mi esperanza.

- Me haces tan feliz – le susurré cerca de ella. Ambos sonreíamos, pero ella más. Alzo una de sus manos acariciando ahora mi rostro, con cariño. Su mano estaba cálida sobre mi piel.
- Tú también me haces feliz – me susurró con lágrimas recorriendo sus mejillas. Edward – me susurró ahora despacio. – No me dejes nunca. Te necesito a mi lado – me dedico una de sus hermosas sonrisas. Aquellas que tanto me gustaban a mi.
- Nunca lo haré Desi, eres lo que más quiero en este mundo. Eres mi vida y mi única razón, siempre te amaré mi amor – deje escapar yo también una trasparente lágrima por mi mejilla. Ella me la quito con una acaricia.
- Siempre Edward, siempre – susurró muy despacito.

Nuestros labios se fueron acercando, formando aquel beso que demostraba aquel gran amor que ambos teníamos. Aquello que teníamos que guardar bajo llave y teníamos que proteger. Me hacía tan feliz tenerla a mi lado, sentir que era mía. Que yo era de ella. Mi amor era suyo, podía hacer lo que quisiera con él …. Pero nunca podría arrebatar mi sentimiento hacia ella. Nos separamos unos segundos, necesitamos mirarnos una vez más. Volver a susurrar lo tanto que la amaba.

- Te Amo, Desi. No lo olvides nunca cariño, pase lo que pase –
- Te Amo, Edward. No lo olvidaré nunca, pase lo que pase.

Nos volvimos a besar sintiendo aquel sentimiento tan mágico que nos rodeaba. Parecía que flotábamos en el aire, que volábamos. Pero no, era nuestro amor el que surcaba y volaba hacia lo más inmenso.


[ Finalización del sueño de Edward ]


~ Continuará.

sábado, 12 de diciembre de 2009

Un viaje a París – Capítulo 8.

~ Un viaje a París – Capítulo 8.

Tras las ordenes de Luis, nos pusimos delante de aquella pared blanca para las sesión de fotos. Unas cuatro cámaras nos echarían un par de fotos.
Estuvimos más de media hora probando posturas pero ninguna le valían al fotógrafo.

- Chicos, necesito que deis mucho más en estas fotos. Quiero vuestro lado más salvaje y agresivo. Imaginaros que sois leonas y que Edward es vuestro león. Tenéis que pelear por él y ocupa un lugar a su lado. Ser fieras – intenté concentrarme pero teniendo a Edward en frente me resultaba un tanto difícil. Me daba vergüenza mostrarme tan fiera frente a él, aunque solo fuera una sesión de fotos. Mikel llego hacia donde estábamos nosotros ya cambiado de ropa para su siguiente sesión. – No no y no, no me estáis transmitiendo nada con esas posturitas. ¿Tu como lo ves Mikel? – pidió su opinión.
- No esta mal del todo, ¿sabes lo que pasa?. – se acercó hacia nosotras. Poniéndose frente de Laura y de mi, dejando atrás a Edward. Se tuvo que morder el labio por no pegarle un buen puñetazo. – No es lo mismo explicarlo que enseñarle como deben de hacerlo. ¿Me dejas unos minutos? –
- Todos tuyos –
- Bien – nos miró a ambas. – Chicas se que os cuesta pero aquí tenéis que perder todas las vergüenzas. Para posar como nuestro querido fotógrafo dice, tenéis que sentiros sexys. Fijaos – ‘’Oh no, ¿pero que hace?’’. Mi cara era un lema tras ver como Mikel agarraba una de mis manos y la posaba sobre su paquete. – Desi, no pasa nada el que me estés tocando. Ahora, aprieta la mano con fuerza pero sin hacer daño - ¿Queeeeeeeeeeee? O.o . ¿Me estaba pidiendo que le apretará hay abajo?. Esto no puede ser verdad. Comencé a tener mucho calor. Miré a Edward por un pequeño momento. Estaba serio pero no dejaba de observar la situación. Suspiré varias veces, luego hice lo que Mikel me recalcó. Apreté mi mano contra su miembro intentando no hacerle ningún daño – Bien Desi, así es. ¿Os habéis dado cuenta?. No pasa nada pero tenéis que sacar toda esa sensualidad ¿de acuerdo? – nos dedico una sonrisa, volviendo hacia el lugar del fotógrafo. – A Edward – se dirigió ahora hacia él. Este lo miro con cara de muy pocos amigos – Tienes que hacer lo mismo que ellas. Que no te de vergüenza tocarle en algún sitio, muestra sensualidad – se sentó en uno de los sillones. Iban a maquillarle para la siguiente sesión. Edward, se giró hacia mi con una sonrisa bastante pícara para mi gusto. Le encantaba la idea de tener que tocar ahora, o mejor dicho de tocarme.
- ¿Os ha quedado claro? – nos preguntó el fotógrafo. Los tres asentimos aunque yo aun intentaba recuperarme del calor que me había dado tan de repente. – Perfecto entonces, a ver – no me gustaba cuando se ponía a empezar, demasiadas ideas le había dado Mikel con los tocamientos.

Me hicieron ponerme sobre el sofá blanco tumbada. Tenía que mostrar sensualidad y ansia de deseo. A veces me daba la risa pero la tensión seguía hay.

- Muy bien Desi, así es – comentó Mikel. Suspire varias veces al ver que le tocaba el turno a Edward. - ¿Tienes algún problema en que Edward te toque o te roce? – me preguntó Mikel. Dude por unos minutos en responderle, problema no tenía ninguno. Me daba tan solo un poco de vergüenza.
- No, puede tocar – Edward me dedicó una sonrisa pícara en sus labios. Le había gustado oír de mis labios la palabra tocar.
- Perfecto entonces – siguió dándonos sus instrucciones. Parecía que la campaña la estaba llevando él en vez del fotógrafo. – Ponte sobre ella pero si tumbarte del todo, solo inclinado. Como a cuatro patas. – comencé a sentir de nuevo aquel calor al sentir el roce de las piernas de Edward sobre las mías. Mikel siguió dirigiendo – Ahora, posa una de sus manos hay – mi cara fue todo un poema al ver como Mikel cogía la mano derecha de Edward y la posaba sobre mi zona más intima. Suspiré e intente no gemir al sentir los dedos de Edward sobre mi vagina. – Genial, ahora la otra mano aquí – sino fuera porque esto era profesional me tiraría hacia Mikel para dejarlo calvo. Había puesto la otra mano de Edward que le quedaba libre sobre uno de mis pechos, atravesando la tela. Se me pusieron los pelos de punta, la yema de los dedos de Edward me hacía cosquillas sobre mi pezón. Intenté no reírme a causa de las cosquillas, aunque aquella situación era bochornosa. – Oh, esta quedando total. Desi, ¿podrías inclinarte hacia delante si sentarte del todo derecha? – asentí e hice lo que me pidió. Mikel agarro mi mano derecha para posarla sobre el miembro de Edward. Se mordió el labio tras sentir mis dedos sobre la tela de su calzoncillo, rozándole. - ¿Recuerdas la prueba de antes? – asentí. Como para no acordarse, Mikel me había echo tocarle su miembro, apretándole con fuerza pero sin hacerle daño. ¿Cómo iba a olvidarlo?. – Ya sabes entonces lo que tienes que hacer. Apriétale pero sin hacerle daño. – suspiré unas cuantas veces. Luego apreté los dedos contra el miembro de Edward. Pude escuchar a la perfección como Edward gimió entre dientes tras sentir la presión de mi mano sobre su miembro. – Fabuloso. Laura, ponte en medio de ellos detrás del sillón tocándote los pechos salvajemente. – Laura asintió y así lo hizo. Volvió después a dirigirse hacia nosotros. ¿Es que acaso quería más? – Último detalle. Edward, Desi, acercar vuestros labios. Hacer lo que queráis menos besaros. Chuparos la lengua, los labios, la cara, todo lo que se os ocurra. Podéis hacerlo – se giró hacia atrás, poniéndose a la altura del fotógrafo - ¿te parece bien ahora? –
- Sí, gracias Mikel. Una vez más me has dejado sin palabras. – no me extrañaba que le hubiera echo. Aquello más que una sesión de fotos parecía una escena de una película pornográfica.

Nos hicieron como unas 40 fotos. De vez en cuando sentí como Edward acariciaba mi zona intima. Sus dedos se paseaban por ella de arriba abajo. ¿Es que acaso quería volverme loca del placer?. No aguantaba lo que me estaba haciendo. No podía quedarme con los brazos cruzados, él estaba disfrutando al verme de aquella manera. ¿Acaso yo no podía?. Oh si, por supuesto que sí. Apreté con más fuerza mi mano sobre su miembro, retorciéndole un poco las pelotas, sin hacerle mucho daño. Reí disimuladamente al escuchar un pequeño alarido de Edward contra mi presión sobre su miembro.

- ¿Es acaso me quieres dejar sin pelotas? – me susurró muy cerca para que nadie nos pudiera escuchar. Mikel ahora hablaba con el fotógrafo. Laura estaba hablando por tfn. Nosotros éramos los únicos que seguíamos en aquella postura.
- ¿yo?, por favor Edward que mal pensado eres – intenté no reírme.
- Entonces, ¿te importaría soltar mis queridas pelotas y dejarlas tranquilas? – preguntó divertido, le sonreí.
- Déjame que piense …. – le mostré como que pensaba. – mmmm …. ¡No! ¿sabes? Que pasa si las retuerzo un poco más – hice un poco más de presión. Edward lanzo otro pequeño alarido.
- Desi – me llamo muy serio. Luego me miró con picardía. – y, ¿Qué pasa si yo introduzco uno de mis dedos por tu ….? – no terminó su frase. Uno de sus dedos comenzaron a bajar por mi vagina, buscando mi punto más débil. Le miré con cara de pocos amigos haciendo más presión sobre su miembro cada vez que sentía que su dedo estaba más cerca.
- Si me sueltas las pelotas – me dijo con cierto rintitin.
- Esta bien, tu ganas – le quité la mano de su miembro. Total ahora no estaba haciendo nada.
- Así me gusta, que seas una niña buena y aplicada – saco su manó de mi zona intima. Dedicándome ahora una sonrisa pícara



****


- ¿Estas bien? – me giré, era Mikel. Ya habíamos terminado la primera parte de las fotos. Ahora me encontraba en una de las duchas sentada en uno de los bancos. Estaba pensativa. – Perdona si te ha molestado el que me tuvieras que …. –
- No – le interrumpí. Tampoco tenía ganas de recordar aquel momento. – Estamos trabajando, es solo cuestión de acostumbrarse y trabajar con ello. – Aunque en realidad lo había pasado bastante mal. Era mucha presión sentir el miembro de Mikel entre mis dedos y la mirada de Edward sobre mí. Serio, enfadado y algo celoso por no ser el que estuviera en esa posición. Tampoco podía quejarse, él también durante las fotos me toco y yo a él. Tenia que estar muy sastifecho.
- Me gustaría invitarte esta noche a cenar - ¿una cena con Mikel?. ¿Por qué no?. Necesitaba despejarme después de tanta presión de trabajo.- ¿y bien?
- Claro, dime lugar y sitio –
- ¿Te parece bien a las ocho en la puerta de la discoteca de anoche? – asentí con una sonrisa. Mikel me la devolvió. – Hasta esta noche entonces, preciosa. – me dio un enorme beso y cariñoso sobre mi mejilla derecha. No pude evitar reír.

Tras terminar las fotos que nos quedaban, nos dirigimos directamente hacia el hotel. Teníamos mucha hambre. Durante la comida no hice otra cosa nada más que comer, apenas hablé. Estaba pensativa. Pensaba en como sería esta noche con Mikel, cenar con él y poder tenerlo tan cerca. Desde un principio se había mostrado conmigo de una forma diferente, muy cariñoso hacia mi. ¿Acaso le podría gustar?. Seguí comiendo hasta acabarme el plato. Edward y Laura se habían tirado toda la comida hablando entre ellos. Me encantaba verlos así, aunque en el fondo sintiera esto tan extraño cada vez que Edward hablaba o le dedicaba una simple sonrisa de las suyas a Laura. ¿Acaso estaría celosa?, ‘’Oh Desi, será mejor que vallas asentando en la cabeza’’.

Subí a la habitación a despejarme un rato. Me tumbe en la cama dejando mi mente en blanco para poder relajarme.

- Desi – llamo mi atención Laura – Me voy al Jacuzi, ¿te vienes conmigo? – estaba bien la idea. ¿Por qué no?, allí también podría relajarme.

El Jacuzi era grandísimo, por lo menos hay dentro cabían unas siete personas. El agua estaba calentita y unos pequeños chorros salían de los laterales del Jacuzi. Además de las burbujas relajantes. Nos metimos entre risas, a la vez que nos echábamos agua.

- Que gustazo – exclamo Laura. Llevaba toda la razón, allí se estaba genial.
- ¿Tenéis un sitio para mí? – escuche detrás de mi. Era la voz de Edward. Me giré junto con Laura para observarle, volviéndome a estremecerme tras recordar una de mis escenas con él. Edward, llevaba un bañador súper corto marcándolo todo.
- Sí claro – le respondí ya que me estaba mirando a mi cuando hizo la pregunta. Edward sonrío, dejando la toalla en una de las sillas. Luego se metió despacio poniéndose entre nosotras con sus brazos apoyados sobre nuestros hombros.
- Uf, esto es genial – suspiró, relajándose. Me quede por unos minutos mirándole, él se dio cuenta. Me dedicó una sonrisa llena de picardía y lujuria. Esto no me estaba gustando. ‘’Otra escenita no por favor’’. Entre el agua no se podía mostrar con claridad hacia donde dirigíamos las piernas, o los brazos. Suspiré al sentir una mano de Edward sobre mi rodilla, subiendo hacia arriba y parándose en mi vientre. Comencé a tener mucho calor, e intente no gemir tras sentir la mano de Edward sobre mi bañador en mi zona más íntima. ‘’Joder’’ es lo único que podía decir cuando sentí sus dedos moverse de una forma lenta pero desesperante. Intenté no gemir con fuerza, pero él me escucho …. Giró su visto hacia mí dedicándome una sonrisa llena de picardía.
- Disculpadme – escuchamos decir a Laura. – Necesito ir al baño, no me tardo – salió del Jacuzzi perdiéndose entre los pasillos con una toalla liada al cuerpo.
- Parece ser que nos hemos quedado tu y yo solos – me susurró Edward demasiado cerca de mí.
- Edward – suspiré y me dirigí hacia el otro extremo del Jacuzi. Edward se aproximaba a mí, acorralándome entre la pared y su cuerpo. Se sentó sobre mi regazo. Sus rodillas se pegaron a mis caderas, intentando que yo no me moviera en ningún solo momento. Sus labios casi rozaron los míos, sintiendo de nuevo su aliento. Una de sus manos acariciaron mis mejillas, llegando hasta mis labios, acariciándolos también con la punta de uno de sus dedos.
- Me gustaría invitarte esta noche a cenar - ¿Qué?, ¿a cenar?, ¿hoy?. - ¿Qué dices? – me preguntó, ahora.
- Tengo planes – solté rápidamente. No se me vino otra cosa a la cabeza para decirle.
- ¿Planes? – arqueó la ceja hacia arriba pero sin quitarse de encima mía. Volví a gemir tras sentir como su miembro se apoyaba sobre mí. Edward río ante mi gemido. Le encantaba verme cada vez que se me escapaba alguno. - ¿Me podrías decir cuales son?, si no es mucho pedir –
- Mi prima, de Barcelona. ¿te acuerdas de ella? – asintió. – Ha venido a verme y quiere que vallamos a cenar juntas – mentí. Tenía que hacerlo, no quería que se enterará de mi cita con Mikel.
- Bueno, viéndolo así debes de ir a hacerle compañía a tu prima. Pero …. – acercó su rostro al mío, mucho más que antes. – cuando vuelvas, pásate por mi habitación. Me gustaría hablar contigo de una cosa muy seria - ¿seria?, ¿Qué se tomaba él por algo serio?.
- De acuerdo – solo susurré.
- Deberíamos irnos saliendo o acabaremos arrugados como garbanzos en un puchero – se separó de mí. Se salió cogiendo su toalla.
- Sí –


~ Continuará.



. En el próximo capítulo;



- ¿Sabes? – dejo la copa sobre la pequeña mesa que había delante de nosotros. Se acomodó en el sofá más pegado a mi – Tienes algo que me encanta. No me pregunté que es porque ni si quiera yo lo se. Solo te puedo decir que tengo ansias de besarte, y de acariciarte. Es raro, pero desde el primer momento en que te ví te desee. – atendí a cada una de las palabras de Mikel, estremeciéndome tras sentir una de sus manos adentrándose por dentro de mi camiseta hasta llegar a un cierto punto que me hizo estremecerme aun más.

Un viaje a París - Capítulo 7.

~ Un viaje a París - Capítulo 7.

- Dime algo – suspiré. Esperaba que su respuesta fuera un rotundo no. – ¿Fuiste tu el que me pusiste el pijama anoche?, recuerdo que me quede dormida sobre la cama pero con el vestido que lleve a la fiesta – intenté recordar a pesar de mi leve dolor de cabeza. Edward no respondió de inmediato. Se dirigió a su armario a por ropa nueva y limpia. Luego respondió a mi pregunta.
- Si – hizo una respuesta rápida – Fui yo, ¿ocurre algo? – no me miró tras responderme a la pregunta, siguió eligiendo su ropa.
- ¿Cómo que si ocurre algo?, Edward – me puse totalmente colorada. Que vergüenza estaba pasando – Me vistes medio desnuda, que vergüenza por favor – miré hacia el suelo. No podía mirarle a la cara. Escuche una risilla en él.
- ¿Vergüenza? – preguntó gracioso – Oh venga, Desi. ¿A estas alturas te da vergüenza que yo te vea desnuda?. Si de niños nos hemos visto miles de veces, además no vi nada. Tan solo te quite el vestido y te puse el pijama, nada más – me miró, aunque mi mirada no se encontró con la suya.
- Tu lo has dicho Edward, éramos unos niños. – que ganas tenía de salir de allí a toda prisa corriendo. Sentí como mis mejillas estaban calentitas de la vergüenza.
- Deja de pensar en eso, no tiene nada de importancia – intentó que viera esto de una forma natural, pero ¿podía hacerlo?. Mi mejor amigo me había visto en paños menores como si nada, y menos mal que mis partes intimas estaban cubiertas. – Por cierto – llamo mi atención. Aterrice de mis pensamientos – ¿Podrías abrir el cajón de la mesita y pasarme uno de mis calzoncillos? – observé como si tapujos y vergüenza se deslizó la toalla de la cintura, cayendo al suelo.
- Edward – le grité, apartando la vista rápidamente hacia otro lado ‘’Lo que me faltaba ya, verle en bolas’’.- ¿Se puede saber que estas haciendo cabeza loca? – intuyo mi nerviosismo ante su desnudez frente a mí. Río a carcajadas.
- ¿Acaso también te da vergüenza verme en bolas?, oh Desi – exclamó, intentando contenerse la risa. Bufé, poniendo cara de muy pocos amigos en realidad.
- Joder Edward, ¿tu ves normal que estés haciendo esto?. Lo mismo te da por besarme, que si por desnudarme y ponerme el pijama, y lo último ya ponerte en bolas frente a mi. Eso es lo más ya – me estremecí nada más imaginarme como sería ver a Edward desnudo. ¿Sería tan maravilloso como verle vestido?. ''Oh Desi, ¿se puede saber que lechugas estas pensando?''
- Anda, que tienes cada cosa – volvió a reír a pesar de mis bufidos – Bueno, ¿te importaría pasarme uno de mis calzoncillos?. No es por nada, pero se me esta empezando a congelar las pelotas –
- Oh si, ten – le tiré uno color gris.
- Gracias – me dijo. Tardo poco en ponerse la ropa y arreglarse de forma informal. – Si quieres puedes utilizar la ducha mientras estoy fuera – cogió su chaqueta. Se acerco para darme un beso sobre mi cabeza y salió por la puerta como si nada hubiera pasado.

Me quede por un rato más sentada sobre la cama, pensando. Era yo, o ¿Edward estaba de lo más normal conmigo?. No lo entiendo, anoche discutimos, estaba realmente enfadado conmigo, luego su rabia se convirtió en tristeza tras mi rechazo ante su beso por recordar a Mikel. ¿Y ahora?, estaba feliz, como si nada y creo que definitivamente se le había ido la pelota. ¿Cómo se atrevía a mostrarse desnudo frente a mi?. Le falta medio tornillo.


Dejando mis pensamientos a un lado ya que la mitad de las cosas no las entendía, me metí en la ducha para así refrescarme y quitarme este ya no tan pesado dolor de cabeza. Al terminar, me tape con una toalla y volví hacia la habitación. Sobre la cama se hallaba ropa mía limpia, de vestir. Había una nota con ella.



‘’Te esperamos abajo, no tardes.
PD; Espero que estés pensando en mi mientras te duchas.
Te Quiero.
Edward.’’



****


Laura y Edward se encontraban en el hall del hotel, esperándome. Estaban riendo, como siempre.


- Buenos días – los salude.

- Oh Desi, ¿te encuentras mejor? – preguntó Laura. Asentí, desviando mi mirada hacia Edward. La suya estaba fijada en la mía, y su sonrisa torcida se dibujo en sus labios.
- Si si, ¿nos vamos? – tenía ganas de que me diera un poco el aire.
- Vamos, hoy nos espera un gran día de trabajo – dijo Edward.

Nos dirigimos en un taxi hacia el estudio donde hoy mismo comenzaríamos a trabajar. Luis, nuestra representante, nos estaba esperando en la puerta un tanto nervioso, a la hora de trabajar siempre se mostraba así. El edificio por dentro era todo una pasada, si por fuera era increíble …. Por dentro era mucho más.


- Escuchadme – nos pidió atención Luis – En media hora tenéis una sesión de fotos. Os vestiréis con ropa de vestir y a la misma vez con ropa interior. Vamos a promocionar una nueva marca francesa que salio ayer en el mercado. Desi, Laura …. Vuestro vestuario esta a la derecha. Edward, el tuyo a la izquierda. – concretó, Luis.


Tras escuchar las explicaciones de nuestros representantes, nos dirigimos hacia vestuarios. Laura y yo estábamos flipando en todos los colores del mundo.


- Desi, ¿has visto esto? – Laura se halla eufórica, y ¿quién no?. Todo era increíble y espectacular. A nuestro alrededor había miles de vestidos, pantalones, blusas, faldas, zapatos. Todo era una virguería.


Con la ayuda de dos chicas nos terminamos de vestir. Laura y yo llevábamos unas braguitas color rosa fucsia de ropa interior, compañera al sujetador del mismo color. De ropa, nos pusieron una chaqueta color gris para Laura y color negra para mi. Nos llevaríamos zapatos ni nada. Por el pasillo, nos encontramos con Edward.


Al verlo no pude evitar estremecerme y poner mis mejillas todas coloradas. Llevaba unos calzoncillos color negro, ajustados. Este especialmente marcaba todas sus maravillas. El pecho lo llevaba al aire con una cazadora color negra de cuero informal. Iba descalzo al igual que nosotras.


- ¿Con estas chicas tan hermosas voy a trabajar? – se metió entre nosotras, posando sus manos sobre nuestras cintura. Suspiré al sentir su mano sobre mi cintura. Pero suspiré más al sentir como su mano traspasaba mi ropa interior y la introducía más adentro. Edward no me miraba, simplemente sonreía con picardía. Quería ponerme a 100 y lo estaba consiguiendo. Laura, se tuvo que dar cuenta al ver como suspiraba.

- Desi, ¿te pasa algo? –
- No – salté de sopetón casi gritando al sentir más abajo la mano de Edward – Solo estoy algo nerviosa. Ya sabes los nervios siempre te fallan en el último momento – intenté disimular, aunque cada vez era más difícil.
- No te preocupes cariño, verás como todo sale bien – me dedico una sonrisa.
- Pero si estáis aquí – agradecí escuchar la voz de Luis. Edward saco la mano rápidamente. Delante de Luis se mostraba de una manera más distinta. Espero que no se separe mucho de nosotros.

Llegando al estudio me lleve una enorme sorpresa. Mikel, se encontraba allí. Estaba haciendo una sesión de fotos. Iba guapísimo vestido. Me mordi el labio tras recordar el beso de la anterior noche. Edward me miró y luego lo miro a él enfadado, y ¿Por qué no el decirlo?, celoso.


- Hemos terminado Mikel, después seguimos – concluyo su representante.

Mikel, se acerco hasta nosotros con una de sus deslumbrante sonrisas. Estaba realmente espectacular. Llevaba unos pantalones negros ajustados al cuerpo, de vestir. Con una camisa blanca metida por el pantalón y remangada hasta los codos. Dos o tres botones se encontraban desabrochados, enseñando parte de su pecho. El pelo lo llevaba de punta hacia arriba pero algo alborotado mostrando su lado más salvaje. Joder, como me ponía ver a Mikel de esa manera.

- Pero mira a quiénes tenemos por aquí – nos saludo, terminando en mi. De nuevo me agarro de la muñeca, llevándosela hasta sus labios. Dejando sobre mis nudillos otro de sus maravillosos besos.

- ¿Qué tal Mikel? – le saludo, Edward. En su tono mostraba ironía y burla. Mikel lo miró desafiante pero brillante.
- Encantado de volver a veros, anoche no tuve la oportunidad de despedirme de vosotros como debía de ser. Disculpadme. ¿Os gusto la fiesta? – preguntó. Giró su mirada hacia la mía con una sonrisa pícara. Seguramente se acordaba de aquel beso como yo me estaba acordando en aquellos momentos.
- Nos encanto, estuvo genial – recalcó aun eufórica, Laura. Mikel sonrió ante sus palabras.
- Me alegra saberlo Laura – se giró hacia Edward. – Chaval, ¿te pasa algo?. Te noto algo tenso, como preocupado o tal vez algo cabreado. – Observé como Edward suspiró y apretó contra su cuerpo uno de sus puños.
- Estoy bien – simplemente contestó.
- No os molesto más, voy a ir a cambiarme. Después de vosotros tengo otra sesión de fotos, nos vemos después. – se inclino hasta mi oído. – Estas espectacular, espero poder verte luego a solas – susurró apenas. Luego se marchó y se perdió entre los pasillos buscando su camerino.


~ Continuará.



. En el próximo capítulo;



- Bien – nos miró a Laura y a Mi. – Chicas se que os cuesta pero aquí tenéis que perder todas las vergüenzas. Para posar como nuestro querido fotógrafo dice, tenéis que sentiros sexys. Fijaos –
‘’Oh no, ¿pero que hace?’’. Mi cara era un lema tras ver como Mikel agarraba una de mis manos y la posaba sobre su miembro.

Un viaje a París - Capítulo 6.

~ Un viaje a París - Capítulo 6.

[ Escrito desde los pensamientos solamente de Edward ]

Me encaminé en la soledad y la oscuridad de la noche entre aquella calle caminó a no se donde. Mi vista se fijaba a los pasos de mis pies andando. El aire fresco azotaba mi cara sintiendo frío y alivio a la vez. Me sentía completamente ridículo, tras recordar aquella escena entre Desi y yo en mi cuarto. Nos habíamos besado, por primera vez había sentido sus labios contra los míos. Su lengua húmeda de saliva y su aliento. Me había estremecido tras sentirla sentada sobre mi regazo, apoyada sobre mi miembro. Su manos enredadas en mi alborotado pelo, tirándome. Sus gemidos y susurros de mi nombre cerca de mi oído. El aroma tan fresco que desprendía de su pelo y partes de su cuerpo. Habían sido unos minutos maravillosos. Pero claro, hay tenía que aparecer de nuevo él para joder. ¿Por qué Mikel?, ¿Qué tenía de maravilloso?. Tan solo era un tío más, creído, que se liga a cualquier mujer que pasará por su lado y llevará mini falda. No era un tío legal ni serio. ¿Acaso Desi sería capaz de amarle antes que a mi?, ¿lo preferiría?. Ooooooooooo que ganas me entra de ir a buscarle y partirle la cara. Siempre he querido hacer eso y quedarme la más de a gusto.
Seguí caminando hasta adentrarme en un parque y sentarme en un banco. Desde donde me encontraba se podía observar con claridad la Luna. Todo estaba en silencio. Perfecto para así poder relajarme y despejar mi mente hacia otra cosa que no fuera momentos antes en la habitación con Desi. Comencé a recordar cuando ella y yo éramos niños.


[Flashbacks]

- Desi, ¿te has hecho daño? – le pregunté. Estaba aprendiendo a montar en bicicleta y se había caído. Su llanto era lo que más se escuchaba en todo el parque. Sus lágrimas habían sonrojado sus mejillas. No se había echo nada de mayor importancia, tan solo unos rasguños tras la caída. – Anda, no llores. – le seque las lágrimas. Tan solo teníamos 12 años, unos chavalillos.
- Gracias – me dedico aquella de sus maravillosas sonrisas. Como me encantaba verla. - ¿Podemos intentarlo de nuevo? – me preguntó secándose las lágrimas. Si que era atrevida y mucho mejor valiente. La admiraba.
- ¿Estas segura? – le pregunté. No quería que se volviera a hacer daño, me costaba mucho verla llorar tan desesperada de dolor.
- Sí, ¿me ayudas? – me agarró de la mano. No pude negarme y la ayude a subir al sillín de la bicicleta. La di unos cuantos consejos. Ella solita comenzó a pedalear y no volvió a caerse. Me alegraba verla feliz.

[FinalFlashBack]

Era bastante tarde, las 2 de la madrugada y yo aquí recordando viejos tiempos. Fue difícil no dibujar una sonrisa torcida en mis labios tras recordar aquel recuerdo. Que tiempo aquellos entonces. Nada nos preocupada. Me encaminé de nuevo hacia el hotel. Abrí con mucho cuidado la puerta de mi habitación. Desi se encontraba recostada sobre mi cama, durmiendo. Tenía sobre su brazos una de mis chaquetas que me la había dejado olvidada aquella mañana sobre la cama. Estaba hermosa, así dormida. Laura no estaba con ella, al verla dormir seguro que se habría ido ella también a su habitación. Pero antes le había dejado sobre la cama el pijama a Desi, por si se despertaba y se quería poner un poco más cómoda. Dude unos minutos en hacer lo que quería hacer, ¿y si le molestaba?. Tampoco me gustaba dejarla así vestida, yo en su lugar estaría incomodo. Reír en silenció tras imaginarme por unos momentos vestido de mujer. Me encontraría bastante gracioso, toda una mujer elegante. Jajajaja. Con mucho cuidado le quité aquel pegado vestido. ¿Qué interés tenían las mujeres de ponerse vestidos y ropa tan repegados al cuerpo?, que agobio. Tras quitarle el vestido no pude evitar estremecerme tras verla medio desnuda frente a mí. Tan solo aquel tanga y el sujetador tapaba lo más maravilloso de su cuerpo. Me mordí el labio intentando no gemir de deseo y placer. Si supiera cuanto deseaba sentir su piel y besarla por cada rincón de su cuerpo. Unirme a ella y llegar los dos a lo más hondo del placer. Edward, tranquilízate. Tienes que controlarte. Tras frenarme, ponerle el pijama y acostarla mejor sobre la cama, la tape. Me quité la ropa y me puse el pijama acostándome a su lado. Estaba radiante de felicidad de verla a mi lado en la misma cama. Por un momento le alce el brazo por encima, abrazándola. Luego me deje dormir.


****


Un nuevo día se habría en el camino.
Los rayos del sol atravesaban la habitación, iluminándola. Me estiré y bostece. Había dormido la mar de a gusto. Con cuidado, ya que aún me dolía la cabeza me senté sobre la cama. Me fije que aun seguía en la habitación de Edward. Había dormido durante toda la noche y no me había despertado en ningún solo momento. Lleve mi vista hacia el sofá que había en uno de los lados de la habitación. Mi vestido se hallaba tumbado sobre el asiento. Rápidamente, temblando miré mi cuerpo. No estaba desnuda, llevaba encima mi pijama favorito. ¿Quién me lo había puesto?. No me lo quería imaginar.

- Buenos días, ¿Qué tal estamos recién levantados por la mañana? – me salido, Edward. Acaba de salir del baño. ‘’Oh No, la escenita del otro día no por favor’’. Edward, llevaba una pequeña toalla rodeada a su cintura. Estaba húmedos en algunas partes y en otras mojado. - ¿Pasa algo?, tienes una cara de ''valla sorpresa'' – sonrió, torciendo sus labios hacia un lado de una forma pícara y traviesa.


~ Continuará.

. En el próximo capítulo;

- Deja de pensar en eso, no tiene nada de importancia – intentó que viera esto de una forma natural, pero ¿podía hacerlo?. Mi mejor amigo me había visto en paños menores como si nada, y menos mal que mis partes intimas estaban cubiertas. – Por cierto – llamo mi atención. Aterrice de mis pensamientos – ¿Podrías abrir el cajón de la mesita y pasarme uno de mis calzoncillos? – observé como si tapujos y vergüenza se deslizó la toalla de la cintura, cayendo al suelo.

Un Viaje a París - Capítulo 5.

~ Un Viaje a París - Capítulo 5.

Deje a Mikel en el camino charlando con unos amigos suyos, mientra que yo me encamine hacia donde Laura y Edward se encontraban. Laura, entablaba conversación con algunos amigos de Mikel. Mientras que Edward. sentado, aun miraba su copa, su cara mostraba cierto enfado. Me tuvo que sentir acercarme, alzo la vista observándome. Me analizo de arriba abajo con su mirada, parándose en un cierto punto. Mis labios. No dijo nada, su cara de asombro lo decía todo. Sería que después del beso el carmín de mis labios se me habría deslizado por algún lado, mostrando que Mikel me había besado minutos antes.

- Me voy. Mañana os espero para desayunar en el hall, no tardéis. –
- No espera – le agarré del brazo, parándole – me voy contigo, espera que aviso a Laura en un momento – Edward me agarro ahora del brazo parándome en seco.
- No hace ninguna falta, no quiero estropear vuestra gran velada. Mucho menos la tuya, habrás tenido que disfrutar mucho en esa sala con Mikel – sentí como mis piernas me temblaban al escuchar como Edward me recordaba aquello. Sí, me había gustado el beso de Mikel pero no podía dejar que Edward se marchará así.
- A mi ya se me han quitado las ganas de fiesta – cogí mi bolso, y salí por la puerta.

En aquellos momentos sentía rabia, ¿es que acaso se me tenía prohibido divertirme con quién yo quisiera?. Además, no había echo nada. Simplemente Mikel me beso, no fui yo quién dio el paso. Sentía como Edward corría tras de mi, intentando alcanzarme.

- Desi, espera – lo escuche llamarme. Metí más rapidez en mis pasos, adentrándome en un callejón oscuro. Me apoye sobre la pared del edificio quitándome los tacones. Así podría andar o correr mejor. Me escondí tras un contenedor de basura, no quería que Edward me siguiera buscando. Salí de mi escondite cuando ví que Edward tomaba un camino diferente al mío. Aunque debería de andar sigilosa, conociéndole no se marcharía de la zona hasta encontrarme.

Anduve por ese callejón. Todo estaba oscuro y el olor era insoportable. Cantidad de basura y desperdicios se me habrían en el paso. Sentí como alguien me agarraba del brazo, creí que era él.

- Edward, déj…. – me giré, sobresaltada. – Tú – balbuceé. – tu no eres Edward. ¿Quién eres?, suéltame – intenté soltarme de aquellos brazos que ahora rodeaban mi cintura y acariciaban mi cuerpo.
- Siento mucho no ser el tal Edward ese que dices – hizo una pausa, dejando un beso asqueroso sobre mi hombro derecho. Sentí ganas de vomitar, salir corriendo y llorar por todo lo que estaba pasando – Pero creo que igualmente podemos pasarla la mar de bien, preciosa – susurró en mi oído, ahora.
- No me toques asqueroso, suéltame – intenté soltarme de todas las maneras. Pero él tenía mucha más fuerza que yo. Con fuerza, me apoyo sobre la pared y me acorraló contra esta y su cuerpo. Sus manos fueron subiendo por mis piernas, alcanzando el comienzo de mi vestido. Todo estaba oscuro, pero pude ver a mi agresor. Era un vagabundo del barrio. Estaba sucio, y su aliento apestaba muchísimo. Tuve que dejar de fijarme en él y apartar la vista hacia otro lado, tras sentir como sus manos se adentraban dentro de mi vestido. Tocando mi zona más íntima – Joder eres un desgraciado – comencé a llorar de rabia. Ahora es cuando más necesitaba a Edward en aquellos momentos –
- Pero no llores cariño, si tan solo vamos a pasar un rato de diversión – pude sentir su aliento más cerca de mi. Sus labios casi rozando los míos en un suspiró. Seguí dejando derramar aquellas lágrimas que se inundaban en mis ojos, ya no tenía fuerzas para seguir forcejeando con aquel tipo. Pero, cuando pensé que todo estaba perdido y que aquel tipo finalmente me haría suya, pude escuchar como él intentaba ayudarme.
- Suéltala – escuché gritar a Edward. Lo cogió de la camiseta estrellándolo contra la pared de enfrente. Su mirada estaba llena de odio y de irá. – ¿Qué le has hecho?, desgraciado – lo volvió a estrellar contra la pared, esta vez con más fuerza. Pude escuchar un leve alarido del aquel tipo tras sentir la pared con tanta brusquedad. Edward estaba realmente enfadado.
- Tranquilo, apenas la he tocado – se tapo la cara.
- Vete de aquí y no vuelvas a acercarte a ella ¿me oyes? – gritó.
- Sí si, lo prometo – escuché decir al hombre. Edward lo soltó. No pude ver con claridad pero divise como aquel hombre se marchaba a toda prisa del callejón. Lentamente, me fui deslizando hacia el suelo. No llegue a tocarlo, Edward me cogió en brazos.
- Desi, mi amor – le escuché decir. No pude sentir más, me desmayé entre sus brazos.

****

Poco a poco fui despertándome. Edward, junto con Laura se encontraban sentados al filo de la cama. Todo en mi mente era una nube sin claridad.

- ¿Qué ha pasado? – intenté sentarme. Edward me lo impidió, volviéndome a recostar.
- Tranquila, no te muevas ni hagas ningún esfuerzo innecesario. ¿Te encuentras bien? –
- Me duele un poco la cabeza, pero igualmente estoy bien. ¿Qué pasó?, no recuerdo – me lleve la mano a mi cabeza, me dolía a horrores. Edward me cogió de la otra mano.
- Discutimos en la discoteca, todo fue mi culpa. Saliste corriendo y te metiste en un callejón. Un desgraciado quiso hacerte suya – observé como Edward se mordió el labio inferior con rabia. Si no hubiera sido porque yo necesitaba ayuda, Edward hubiera echo papilla a ese tipo que quería propasarse conmigo.
- Menudo susto nos ha metido, no vuelvas a hacernos esto – sonreí. Laura me estaba echando la bronca del siglo. Era una gran amiga, siempre se preocupaba por mi. Bueno, ambos. Edward a su lado me miraba muy serio, ¿seguiría enfadado?.
- ¿Te apetece algo de comer? – me preguntó, Edward. La verdad, mucha hambre no tenía pero no quería hacerles un feo después de su atenciones.
- Esta bien - aunque bueno, mi estomago crujía de una manera feroz ante el hambre.
- Laura, ¿te importaría bajar al restaurante a por algo de comer?. Dile al encargado que vas de mi parte, es amigo mío. – Laura asintió, marchándose. Dejándonos solos a Edward y a mi en su habitación. – Me alegra saber que estás bien – me dijo, Edward. Su mirada cambió de posición, mirando ahora al suelo. Se notaba ¿triste?.
- Edward yo, lo siento de …. – intenté decir, no pude. Edward puso uno de sus dedos sobre mis labios. Tenía especial interés en que yo no dijera nada. Quería hablar él.
- No tienes que disculparte. Soy yo el que debería de hacerlo – agarró con fuerza la sabanas de la cama, sin estropearlas. Suspiró, cerrando los ojos con presión. ¿Quería contenerse las lágrimas?. Él nunca había llorado, él decía que no era un hombre echo para llorar. Era fuerte, podía con todo. Pero, él también era humano y tenía sentimientos. Sentimientos de los cuales yo se los había casi destrozado. – No sabes lo que me cuesta tenerme apartado de ti, ya no tengo la suficientes fuerzas para seguir soportando esto. – me miró, su mirada estaba brillante a causa de las lágrimas que querían salir. Él hacia presión para que no fuera así.
- Edward – susurré – No lo hagas, no te apartes de mi. Te necesito. – volví a susurrar en un pequeño hilo de voz. Yo también tenía ganas de llorar, o mejor de salir corriendo y volverme a España. Esconderme en mi habitación, abrazar mi almohada y quedarme allí durante todo un mes. Note como me volvía a coger de la mano, con delicadeza. Sus dedos acariciaron mis nudillos. Alce mi mirada junto a la suya que seguía mirándome. En sus labios ya no se hallaba la tristeza, ahora empezaba a dibujar aquella sonrisa torcida y pícara. Su otra mano amarró mi cintura, arrastrándome hasta su regazo. Sentándome sobre sus rodillas. Mis piernas se entrelazaron a su cintura. Sentí su aliento sobre mis labios, se encontraban a casos centímetros. Mi cuerpo comenzó a temblar mientras se estremecía al sentir el tacto de Edward sobre mi cuello y mi cintura amarrado a ella. Olí su aroma, me encantaba. Lentamente, se fue acercando más a mis labios. Rozándolos primero para después besarlos con profundidad. Su lengua surcó la mía, su aliento se mezclo con el mío. Las caricias fueron a más, al igual que los gemidos que se nos escapaban a ambos de la boca. Parecía que me iba a desmayar ante Edward, pero mi mente comenzó a recordar todo lo de aquella noche. La llegada a la discoteca, la sala privada y aquel beso tímido y maravilloso de Mikel. Oh, pues claro, Edward estaba enfadado conmigo por aquel beso. Recuerdo que discutí con él y salí corriendo de la discoteca. Me adentré a un callejón y un tipo asqueroso me quiso hacer suya a la fuerza. Menos mal que Edward se encontraba allí para protegerme de aquel tipo. No podía seguir besándole. Recordé aquel beso de Mikel.
- No Edward – me separé de él. Se extraño.
- ¿Pasa algo?, ¿estoy haciendo algo mal o …. ? – no era él, sino yo. Mis sentimientos no seguían claros, es más creo que se habían enredado más aún de lo que estaban. No sabía lo que sentía por Edward, pero también me atraía Mikel.
- No, solo que …. – no me salían las palabras de la boca.
- Es Mikel, ¿verdad? – Alce la cabeza mirándole, sorprendida. ¿Por qué me decía aquello?, acaso ¿se me notaba mucho?. No quería que se sintiera mal por mi culpa.
- Edward – susurré su nombre apoyando mi cabeza sobre su pecho. Todo estaba saliendo fatal.
- Será mejor que descanses un poco más, lo necesitas – me cogió en brazos, tumbándome de nuevo sobre su cama. Iba a responderle pero Laura llego justo en ese momento.
- Aquí esta la cena – dejo sobre mis rodillas una pequeña bandeja. Olía todo muy bien pero se me había quitado de repente el apetito. Miré a Edward, estaba apoyado sobre la pared con la mirada perdida hacia un punto no se cual.
- ¿Os pasa algo? – preguntó Laura. Tuvo que notar el brutal silenció que ambos había dejado en la habitación.
- No, si me disculpáis – se incorporó Edward, agarró su chaqueta – voy a salir a dar una vuelta, necesito tomar un poco de aire fresco. Si necesitáis algo, llamarme – salió por la puerta. Laura se quedo callada al igual que yo.
- ¿Habéis vuelto a discutir? – me preguntó aún desconcertada.
- No, no te preocupes. – disimulé, abriendo la bandeja y cogiendo un pequeño bocado de aquel delicioso plato.


~ Continuará.

. En el próximo Capítulo;

Me mordí el labio intentando no gemir de deseo y placer. Si supiera cuanto deseaba sentir su piel y besarla por cada rincón de su cuerpo. Unirme a ella y llegar los dos a lo más hondo del placer. Edward, tranquilízate. Tienes que controlarte como sea.